LA LÓGICA DEL SENTIMIENTO

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Duele el amor.

Duele el dolor.

¿Qué no duele?: Estar muerto.

Como una trascendente revelación súbita, se presentó insolente en mi pensamiento este aforismo. Su irrupción me provocó un acceso de júbilo. En esos momentos me sentía brillante y clarividente, la inspiración no me ha pillado trabajando, me dije. Unos minutos más tarde, tras someter la reflexión a la gelidez analítica, comprendí, desolada, que mi reciente contribución a la filosofía occidental no era más que una frase obvia, de Perogrullo. Lo curioso es que, pese a que soy consciente de su insignificancia ideológica, no paro de repetírmela. Se presentó insolente, pero ahora se encuentra en mi pensamiento como un huésped educado, incluso tímido, que no tiene intención de irse. De vez en cuando levanta la voz y yo le hago los coros susurrando entre dientes: duele el amor… duele el dolor… ¿Qué no duele?: Estar muerto. La cabeza puede decir lo que quiera, mi corazón da un pequeño vuelco cada vez que rememoro esas once palabras, y cada vez que rememoro… Realmente me siento orgullosa de una frase tan obvia y de Perogrullo. La lógica no puede vencer a la lógica del sentimiento.

Lógica y sentimiento… ver esos dos conceptos, orgullosos y pendencieros, juntos me ha hecho recordar una escena cinematográfica… Cada persona vive dos vidas: la que vive y la que recuerda. Ahora voy a hablar de un recuerdo por lo que no puedo atenerme a la literalidad, sé que lo que voy a contar no es preciso. Quien busque exactitud puede recurrir al DVD. Quiero dejar claro que no voy a hablar de una escena sino de mi recuerdo de esa escena. Y recordar es más construir que sustraer.

La película se llama “La balada de Cable Hogue” (Sam Peckinpah) y la escena en cuestión tiene lugar entre el propio Cable Hogue (un espécimen del salvaje oeste: rudo, viril y de principios inquebrantables) y un reverendo de vida disoluta que no duda en utilizar la palabra de Dios para seducir a inocentes féminas. El reverendo dice algo así: “¿Por qué será que por mucho que uno haya viajado, por muchas mujeres que haya conocido, al final aparece una que, sin esperarlo, va y te llega a lo más hondo?”. Cable le pregunta qué se puede hacer. El reverendo entonces le contesta en un tono más descreído y menos bucólico: “Bahhh, no es grave. Creo que se pasa con la muerte”.

Creo que hay mucha sabiduría en las palabras del reverendo. Debería ser una obligación y un derecho encontrar a ese alguien que te llega a lo más hondo. ¿Para qué vivir si no?

Al fin y al cabo, las únicas cosas realmente graves que hay en esta vida son aquellas que no se pasan con la muerte.

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Sr. Lúzbel, Madonna nunca ha sido para mí un referente estético y mucho menos espiritual. Entre la frase de la diva y la mía, me quedo con la mía. No es brillante, es de Perogrullo y, con toda seguridad, es pretenciosa. Su sentencia (“Si andas sufriendo porque te dejó un tipo alto y guapo, agénciate otro, más alto y más guapo") es divertida pero, despojada de su sentido del humor, me parece una solemne estupidez; al menos debería de haber matizado empleando la palabra “intentar” y aun así, me sigue pareciendo banal. Para Cable Hogue era imposible reemplazar a esa persona, sencillamente porque para él no existía nadie de más altura y más belleza que aquélla que le llegó a lo más hondo, allá en su remota cabaña de madera.
(Y entiendo que se muestre dispuesto a reemplazar al tipo de la barba, no hay más que ver la expresión de su cara. Si tiene ocasión vea la película, le puede encantar)

19 comentarios:

  1. Querida Sirena, me quedé esperando más... sinceramente...
    pero tomo (para comentar) esa expresión tuya “Debería ser una obligación y un derecho”

    A veces he pensado ¿por qué las personas tienen/deben encontrar quién les complemente? cierto que es prácticamente instintiva, natural esa búsqueda, pero la sociedad actual tiende a juntarse, unirse, convivir mientras exista amor, feeling, deseo, atracción e incluso material necesidad... y cuando eso se termina pues... ¡cambio! o simplemente ¡hasta aquí hemos llegado!

    ¿derecho? difícil acotar ese término, quizás se encuentre a esa persona idónea, pero las circunstancias o el momento no sea el más favorable, quizás para una persona “su” derecho es tal o cual persona y ésta a su vez no comparte o no siente el compartir ese derecho...
    no hablamos de un objeto, de una necesidad física, de una adquisición, sino de otro ser humano y podríamos aplicar esa máxima de “mi libertad termina donde comienza la tuya” por lo tanto mi derecho alcanza hasta donde comienza el tuyo.

    Amiga Sirena, también yo creo que sería magnífico, pleno y completo que cada ser humano hallará esa otra persona, esa situación, ese estado en el cual se sintiera realizado, satisfecho... pero la realidad es bien distinta, unos tienen la suerte de hallarla y otros buscan eternamente lo que jamás alcanzarán, quizás lo bueno en todo esto es que jamás el hombre pierda la Esperanza...

    después de esta vida... seguiremos hablando de lo que se acontezca en el más allá

    un abrazo querida amiga... siempre es un verdadero placer introducirme en tus reflexiones

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  2. Uno de mis recurrentes artilugios de desistir de pensar es la seguridad completa de que morir es por fin descansar cuando la vida ha sido lo opuesto a lo que propaga solícita. Dejar de ser tú para no instaurarse más en uno y que todo fluya en un mundo que por fuerza no puede ser peor que el que dejas. El tiempo es algo más que un brazo secular que lo barre todo. Es la limpia sustancia etérea que acolmalta un paisaje extraño y ajeno a tus hechos. Nada más perfecto arrasador que lo que no deja huella: todos muertos, nada en pie de ti ni de nada ni nadie: ese es el verdadero alcance de los sentidos cuando te asaltan los ojos: la inoperatividad de toda progresión dolida o cierta que no sea que nada importas.

    El otro día que hacía sol me quité los guantes de lana, vi lo que no se suele ver y me paré a considerar estático que me gustan estos inviernos en que parece que vas a hacer algo, que algo hay en el alcance de la mano, mañana aquí, pasado allá y al otro en ningún lado: ¿Habrá algo más consolador que creer que nada es cierto, que nada es tuyo, que nevegas sin agua ni viento hacia donde sólo pueda haber un puerto que salga a tu rescate y encuentro? Un abrazo K

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  3. Sirena, tienes que terminar con esto, no puedes seguir así. Personalmente, me tienes hasta los mismísimos... Como uno de tus enamorados, esos que babeamos el teclado releyéndote, que fantaseamos contigo (me gustó mucho un comentario en el que te dijeron algo así como: “querría encontrarte en el banco de un parque”), te tengo que pedir que pares.

    Persona, animal o cosa, viva o muerta, platónica o real, ¡ya te vale con el m d¡ ¡Que nos ponemos muy celosos! Y sí, sufrimos, tanto que no nos aliviaría ni la muerte. ¡Tatúatelo en las escamas pero deja de restregárnoslo!

    Beso, m_y d_arling.

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  4. ¿No es paradójico hablar de lógica del sentimiento?
    ¿El sentimiento tiene lógica?
    ¿La lógica tiene sentimientos?
    ¿La percepcion que tenemos de la vida es fruto de la razón o del sentimiento? ¿Y la que tenemos de la muerte? ¿Y la del amor?
    Lamentablemente el reverendo citado confundió el amor con el enamoramiento.

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  5. Encontrar a alguien que alcance lo más hondo de nosotros, es difícil, es un hecho que sólo con el azar o con el olvido de alguna compuerta de protección abierta, puede ocurrir.
    Cuando un hombre o mujer tropieza con ese azar y nos hace caer, o hace que alguien caiga en esa parte tan oculta, honda e inaccesible de nosotros, debemos de atraparlo y no dejarlo escapar en esa tela de araña tejida con los hilos de la necesidad, casi me atrevería a decir, esa necesitad existencial que aunque no seamos totalmente conscientes de ella, es la única que puede ofrecernos felicidad y dolor, eso sí… siempre unidos.
    Sólo en lo más hondo de nosotros se encuentran los sensores que ponen en funcionamiento el mecanismo de los sentimiento, lo malo es , que él del dolor y él de la felicidad, se encuentran sumamente tan juntos, que si presionamos uno de ellos, es prácticamente imposible no activar el otro.

    ¿Duele? Sí, mucho. Pero si para sentir, para amar, para vivir hay que asumir la imposibilidad de evitar ese “dolor” Yo, sin lugar a duda alguna, grito ― Dadme el dolor que haga falta para sentir, para abrazar a la vida y amar a esa persona que llegue a lo más hondo de mí.

    "Duele el amor. Duele el dolor.
    ¿Qué no duele?: Estar muerto."

    No estoy seguro de eso, alguien puede confirmar que después de la muerte no hay un dolor más intenso que el que podamos sufrir aquí e imaginar.
    De momento me quedo con el dolor que conozco, naturalmente; siempre que a cambio alguien que me haga sentir vivo. Por ese motivo me encanta el sol de la vida, aunque llevemos adherida… la sombra del dolor.

    Es un placer leerte

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  6. Me temo que el reverendo tenía pocas respuestas; en esta, en concreto, ha primado más sus ganas de dejar el tema que de ayudar a su rebaño unipersonal. La muerte soluciona muchas cosas, pero no es necesario andar matando moscas a cañonazos. Creo haberle contado en una de nuestras interminables charlas en los arrecifes cercanos a la Isla Tortuga, que lo único que me impresionó de Madonna, es una frase referida al mal de amores:
    "Si andas sufriendo porque te dejó un tipo alto y guapo, agénciate otro, más alto y más guapo".
    ¡Sabiduría de andar por casa sí!; pero le aseguro que funciona.
    Dígale al tipo de la barba que si quiere le reemplazo en el próximo baño a la rubita; es que me parece que entre el comandante y Lulú hay demasiada efusividad para ser sólo amigos.
    Yo quiero estar preparado por si se confirman mis sospechas.
    Hay una amplia gama de recursos antes de optar por las soluciones definitivas, y encima son bastante más divertidas.

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  7. Muy interesante el argumento y especialmente ese diálogo con el reverendo y su sentencia final. No se vuestro caso, pero el mío es jodido. Así es que si conoces a alguien que te llega a lo más hondo, y por lo que sea, se esfuma, es una gran putada, por lo que preferiría no haberla conocido. Eso si, las veces que se produce conexión entre ambas partes, es de una plenitud insuperable, pero el pago que tienes que dar muy alto. Así es que si me dieran a elegir y visto o visto, preferiría ser absolutamente anodino en la materia, que es algo muy parecido a lo que ocurra cuando te mueras. Saludos pandilla de ingenuos.

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  8. Querida Sirena. A veces me digo que es aquí donde conocemos lo mejor de cada uno. Entonces, dime, para qué vale la lógica? La puta lógica.

    Un abrazo
    Acabó de leer tu comentario en el sitio de Cristal. Casi no puedo creer que yo escribiera eso. A veces pienso que estoy poseído, abducido.

    Un abrazo, otro.
    Chuff!!

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  9. ¡Qué sabio era este Peckimpah!
    ¡Y qué cineasta más admirable!. Uno de mis preferidos, sin duda, pero es que son tantos...

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  10. De baldes y agua


    He leído tu nuevo texto bajo la fotografia y, evidentemente, el argumento de que se trata no ha de ser enfocado como una competición de ver quién gana, y pasear el triunfo cobrado por la calle. No se trata, supongo, de que la compañía al uso de que se disponga brille por su apariencia, ni aún por sus cualidades intrínsecas de más calado, como la personalidad, el bagaje general de vida que lleve y cómo lo manifieste. De tratarse de algo, y creo que es el asunto, es lo que tú dices, lo ireemplazable; aquéllo que no depende ni derive de la contingencia estatutaria de la moda o los parámetros de la frivolidad o la moda. Una persona puede ser irreemplazable para otra y ser un adefesio; más difícil, pero sin descartarlo, que un puñado de defectos sin tacha sea el punto de mira, el espejo y la llegada a puerto para quien así lo considera y valora. Por eso, la pérdida de esa persona es también irreemplazable, suceso único en la existencia, porque no se encontrará otra como esa en el mercado de las vida, sea más guapa o haya ganado el Príncipe de Asturias incluso, pero no la que se añora. Un abrazo, K

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  11. Yo creo que cada persona vive tres vidas: la que vive, la que recuerda – como bien dices – y la que espera vivir.

    Lo de que “al final aparece una que, sin esperarlo, va y te llega a lo más hondo”, si fuera una obligación y un derecho dejaría de ser lo que imaginamos que es los que aún lo estamos esperando...

    Vi la película “La balada de Cable Hogue” y me encantó, pero no me llevó a esas reflexiones tan profundas.

    Un abrazo, Sirena

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  12. Sigo en México, vagamundeando... Ahora estoy en Ciudad de México, en la madrugada, ulula el viento, amenaza tormenta al amanecer...

    Ayer terminé un texto para un artista que me pidió le escribiera sobre sus cosas. Son dibujos sobre papel... no te digo que son hermosos, pero sí me estimularon a escribir hermosos pasajes, ideas luminosas, palabras memorables. También a citar a mis autores preferidos, devoto de ellos...

    El texto que escribí finalizaba con una cita de John Berger:“La felicidad no es algo a buscar; es algo que se halla, un encuentro. La mayor parte de los encuentros, sin embargo, tiene una consecuencia. El encuentro con la felicidad no tiene consecuencia. Está todo ahí, de manera instantánea. La felicidad es lo que atraviesa el dolor”… ––en Diez notas sobre los muros: John Berger, 2004

    Abrazos mexicanos, a tu melancolía...

    Pau

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  13. Sam Peckinpah es grande: Grupo salvaje o Pat Garret y Billy the Kid. Grande y épico...

    beso, guapa!

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  14. Desde luego al señor de la barba se le nota encantado.
    Creo que el amor tiene esas cosas... cuántas veces nos encontramos con parejas en las que uno de los dos aparece a nuestros ojos más guapo, más alto, más inteligente y más sensato... y no entendemos cómo puede estar con el otro. Las motivaciones pueden ser muchas, sin duda, pero si nos atenemos al amor y sus aledaños, ahí está el misterio.

    Un abrazo, Sirena.

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  15. Hay personas que encuentran ese alguien que toca hondo. Iba a decir que hay personas tocadas por la suerte que encuentran.... y, aunque creo que la suerte influye, creo que también influye estar alerta. A veces dejamos pasar a alguien, sencillamente porque no nos fijamos. por eso el reverendo dice que al final, aparece, sin esperarlo.

    Hacía tiempo que no venía por aquí. Sigues expresándote como los ángeles. Un placer leerte (leerte llega a lo más hondo).
    Un beso

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  16. ¡No vea en el lío que me ha metido SIRENITA! MADONNA me ha dicho que no quiere volver a verme hasta que no le haga una trastada a Ud. por sus palabras; me dijo incluso que considerara la posibilidad (si bien remota), que haya en algún lugar ignoto, alguien más alto y más guapo que yo, y que me cambiaría sin dudarlo sino cumplo su caprichito
    Agilice por favor las gestiones con lo de la rubita; Madonnas hay muchas; pero SIRENITAS, sólo ARIEL (que lava más blanco) y Ud

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  17. Dolor, última forma de amar. Una frase de otro que me gusta particularmente y que he recordado leyendo tu texto. No siempre quiero evitar el dolor. Quiero superarlo.
    Y hacer esperar a la muerte con la chica de la bañera.

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  18. A mí me sorprendió gratamente este western del amigo Sam.

    Está contado en un registro distinto a otras cintas suyas. Como más crepuscular, si cabe, de una violencia como soterrada y también evidente. Pero la insólita historia de ese singular amor fue capaz de arrancarme la sonrisa, incluso de emocionarme.

    Robards está inmenso en ese papel.

    Peckinpah decía, que era su película preferida... y él entendía de cine.

    Magnífica reseña Doña Sirena.

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  19. Butterfly Morning

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