A veces ponemos (pongo) todo el interés del mundo en leer o escuchar lo que dicen aquéllos que hablan desde la experiencia, el conocimiento (erudición) e incluso la grandilocuencia. La sorpresa surge cuando sin buscarlo, de pasada y donde menos lo esperas te llega una reflexión de tal calado que no dejas de pensar en ello hasta hacerla tuya.
Aunque no textual, éste fue el comentario:
Convencido de que nunca es tarde, resulta que lo es; que todo tiene su momento, y si lo encuentras después (no porque no lo hayas visto antes, sino porque lo descubriste después) ya es tarde por mucho que pongas los medios para evitarlo.
Se hace carne eso de que todo tiene su momento, pero literalmente: o es en ese momento o nunca. Y aunque te reveles con rabia ante ello, has de aprenderlo con fuego para aceptarlo.
Aunque no textual, éste fue el comentario:
Convencido de que nunca es tarde, resulta que lo es; que todo tiene su momento, y si lo encuentras después (no porque no lo hayas visto antes, sino porque lo descubriste después) ya es tarde por mucho que pongas los medios para evitarlo.
Se hace carne eso de que todo tiene su momento, pero literalmente: o es en ese momento o nunca. Y aunque te reveles con rabia ante ello, has de aprenderlo con fuego para aceptarlo.
En este caso te revelas porque lo viste después (que también es un consuelo) pero puede ocurrir y de hecho ocurre muchas veces: que lo veas antes, que es tu momento y, sin embargo, te quedas inmóvil sin hacer absolutamente nada hasta que ya es demasiado tarde. Luego no sólo te revelas con rabia sino que te genera muchas más cosas. A mi modo de ver, esto es mucho peor.
ResponderEliminarUn saludo.
Tienes razón "amigo";llegar tarde puede ser un consuelo. Es mucho peor llegar a tiempo y no hacer nada. Precisamente en eso radica la maldita concordancia espacio-tiempo.
ResponderEliminarPero seamos optimistas y pensemos en la de veces que llegamos a tiempo y actuamos.
Un saludo
En la película de Clint Eastwood "Million dollar Baby" se hace una reflexión (que no reproduciré con textualidad milimétrica, sino intentando reflejar, en la medida de lo posible, el espíritu de la misma) que me gustaría compartir: En un momento de la película, la voz en off nos dice que el boxeo es como la vida: para poder ganar en determinados momentos hay que protegerse y retroceder; sin embargo, si nos protegemos demasiado y retrocedemos todo el tiempo, al final resulta que ha acabado el combate.
ResponderEliminarYo pienso que a lo que muchas veces llamamos "espera" en realidad se trata de cobardía. No es cuestión de llegar tarde sino de protegerse de los golpes, de permanecer sedado en una burbuja hermética. En muchas ocasiones el orgullo no es otra cosa que una forma de huir, una forma de miedo.
El tiempo y la experiencia te acaban enseñando que hubiese sido preferible terminar con la nariz rota, la ceja hinchada y la mandíbula desencajada, pero habiendo dado todo lo que tenías, antes que terminar sin un rasguño, irte a la esquina del ring tras terminar el combate y arrepentirte el resto de tu puta vida, preguntándote por qué demonios no tuviste el valor para pelear.
John Self
Yo también creo que (a veces)la espera es cobardía y el orgullo miedo. Pero, volvemos a lo mismo; lo que te convertiría en "valiente" sería saber que no te estás equivocando. El problema es que sólo el tiempo y la experiencia te revelarán las respuestas correctas (las conocerás a posteriori) y siempre irán desacompadas...
ResponderEliminarPor cierto, magistral, brutal y aleccionadora la película "Million Dolar Baby".
Creo que es verdad, pero también que, el 2nunca", a veces, obra en nuestro favor.
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