SOBRE ARROZ NEGRO Y FANTASÍA

Cuando el viento del Oeste trae la niebla del mar,
las islas lejanas se vuelven visibles. (Y. Mishima)

Y un buen día (hoy) estás comiendo un arroz negro y, de repente, tienes una visión reveladora que no aciertas a comprender, y menos aun su relación con el arroz negro (otra cosa sería si el arroz fuese amarillo), pero ha ocurrido, y te guste o no tienes que admitir que has sido capturada por una impertinente inspiración, una extraña certeza. Tu conciencia te ha mostrado por primera vez en tu vida una de las ilusiones de tu vida: vestirte con un Kimono en Kioto y saber que se siente en la piel de una Geisha. No es la primera vez que te ocurre algo así. Hace años, cuando aprobaste esa oposición inaprobable lo celebraste comprándote una alfombra persa que pisar descalza. Nunca antes habías pensado en alfombras, siempre se ubicaron en las antípodas de tus anhelos. Sin embargo, “aprobar” y “alfombra persa” fueron dos eslabones de una cadena causal de una consistencia lógica irresistible.

El caso es que vestirse con un Kimono en Kioto no es algo ni improbable ni descabellado, de hecho lo voy a hacer. El seis de septiembre parto hacia Japón. Tengo el billete comprado desde hace tiempo. Pensaba que lo que me impulsaba a realizar este gran viaje era tener la posibilidad de relacionarme con la cultura oriental, adentrarme por una geografía ignota y apasionante, poder conocer y comprender un poquito más el mundo. Nada de eso. Ese paroxístico arroz negro te ha dicho que la fuerza invisible que ha motivado tu viaje a Japón –puede que más de uno esté pensando que el arroz negro en realidad es Freud- es ese deseo de sentirte Geisha.

Lo haré. Sí. Viviré mi fantasía Geisha calzándome un Kimono en Kioto, desprendiéndome de mi mentalidad europea, de la dictadura de la costumbre, de esa muerte cultural llamada convencionalismo y, por supuesto, de los dogmas feministas cuyos excesos insultan mi inteligencia.

Lo haré: vestiré un Kimono y viviré la ficción de ser una Geisha en Kioto, o mejor una Maiko (aprendiz de geisha), una muñequita de porcelana que recita escogidos Kaikus de la poesía arcaica nipona para, para, par… ¿para un público cualificadísimo?... ¿Seguro? Sé realista: será para un obeso directivo borracho de la Mitsubishi, con aspecto de luchador de sumo, mórbido y sudoroso, que, cual mosca cojonera, intentará meterte mano en cuanto te des la vuelta... Uffff, incluso las fantasías pueden llegar a ser crueles.

Lo haré: vestiré el Kimono… pero creo que ya no quiero saber qué siente una Geisha. La culpa de todo la tiene el arroz negro, que llena mucho. Para rebajarlo me pedí un sorbete de limón con vodka que no llegué a paladear cuando vi que el camarero lo portaba sobre una bandeja y el sorbete me guiñaba un ojo, pícaro, seductor anunciándome nuevas y sorprendentes revelaciones sobre mí misma.

PD: ¿Seré yo la única que tiene revelaciones tan absurdas como inesperadas? ¿No hay por aquí ninguna Geisha que siempre soñó con comer arroz negro?






y... lo hice

25 comentarios:

  1. (Ahhhhhhh, qué buena entrada).

    Tu fantasía (o más bien afloración del inconsciente –uyyy, perdón, que eso es mitología freudiana-) me ha recordado una frase de Santiago Segura, algo así como: “hay fantasías que están muy bien para hacerse unas pajillas –creo que mencionó concretamente la lluvia dorada-, pero luego en la realidad pueden ser repulsivas”.

    Por cierto, ¿dónde estabas comiendo arroz negro?¿en algún restaurante de Ámsterdam?

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  2. Vale, vístete de Geisha o de Maiko o de lo que quieras pero siéntete libre, con la libertad viene la felicidad, el don más preciado de los humanos.
    p.d debes quedar impresionante vestida de Geisha

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  3. Sirena... ignoro si es ficción o de veras vas a hacer ese viaje...

    Qué extraño, a mí eso del kimono no me parece deseable. No sé por qué. Las geishas... en fin, si vas y te pones el kimono, espero que lo cuentes...
    Un beso, amiga

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  4. ¡Qué bien escribes Sirena!.
    Sí señor, una entrada llena de ironía y gracia para mi deleite.
    No está mal, no está nada mal comenzar esta mañana y esta semana de esta "Geisha" digo... guisa.
    "Amigo".
    (Qué suerte viajar a Japón)

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  5. Ya que vas a Japón te voy a encargar un reloj Casio porque dicen que están en la oferta verano-otoño.

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  6. Mi ilusión es ir a Japón a un monasterio zen y vestirme con los hábitos propios del lugar.También me gustaría ataviarme al estilo japonés tradicional y subirme a los zapatos de chanclas vestidas con los calcetines de dos dedos.
    Espero que nos expliques tu experiencia japonesa, porque mi monasterio tendrá que esperar el tiempo necesario para que yo pueda soportar la dureza que requiere un sesshin en dicho lugar.
    Auroras

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  7. Pensativo me dejas.
    Sabía bien lo que llena el estómago el arroz negro, pero no que llenase la imaginación de extraños sueños.
    Y, desde luego, mejor vestir kimono en Kioto, sentirte geisha y recitar poemas que pensar en un directivo borracho de la Mitsubishi.
    Pásalo bien y no comas mucho arroz negro ya.

    Besos

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  8. Yo creo que una geisha tiene mucho misterio; quiero decir que vestir un kimono y sentirte geisha en ese tiempo tiene que ser una grata experiencia. Me alegro que vayas a prbarte el traje por el que los japoneses pierden la cabeza. Debe resultar una experiencia algo extraña pero erótica. Seguro que te ves guapa. Espero que lo disfrutes.
    Pasatelo bien y disfruta del momento. Luego nos lo cuentas.
    Bye

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  9. buen post amiga y que intuicion la tuya,besos

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  10. Yo siempre soñé con comer arroz blanco con una negra que fuese en kimono.

    Será buen viaje, Sirena.

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  11. Sirena, creo que deberías haberte tomado el sorbete de limón con vodka. ¿O sí te lo tomaste y nos vas a sorprender con nuevas revelaciones sobre tí misma? Incluiré el arroz negro en el menú terapéutico. Pero antes un favor,¿por qué no puedo poner tu enlace en mi columna de comentarios? Responde si puedes antes de ponerte el kimono.Gracias

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  12. Muys sugerente esto del arroz negro

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  13. Puedes vestirte de lo que quieras, ya sabes el refrán, el hábito no hace al monje, aunque probarlo nunca está de más, saber que se siente, pero para adentrarse en una cultura como la japonesa, se necesita mucho tiempo, no creo que por aquí encuentres ninguna geisha, aunque si encuentres hombres que quisieran estar con alguna, porque el arroz negro da para mucho con tu imaginación.
    Es de admirar.
    Besos.

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  14. Hacer alguna vez lo que a uno le apetecería hacer debe ser muy saludable. Implica capacidad de ilusionarse, con lo que conlleva poder romper con la realidad machacona de todos los días. Implica capacidad de selección. Implica asumir todos los sacrificios que pudiera entrañar y la defensa numantina de nuestra pretensión frente a todos, y no serán pocos, que tratarán de convencernos, por nuestro bien, que es absurdo, que no deja de ser una frivolidad más, y que a la larga nos perjudicará sin hacernos ningún bien.
    Implicará, tras haber luchado contra nuestros respectivos gigantes y molinos, que de todo habrá, y haber salido victoriosos de tal envite, un periodo de terrible taquicardia, de enormes remordimientos, de nuevas ilusiones, y de viejos temores fundados e infundados. Y mientras implique todo esto estaremos vivos al cien por cien que, en el fondo, es de lo que se trata.
    Como no me veo de Geisha, ni tampoco en Japón, te aplaudo en tu decisión secundándote desde la distancia, pero yo me quedo con el arroz negro, y puestos a elegir el de Palafrugell con su punto caldosillo.

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  15. Lo de las asociaciones o revelaciones es todo un misterio. A mi el arroz negro nunca me habló, pero los sorbetes me contaron unas cuantas cosas...
    Vaya aventura vivirás en septiembre, visitar Japón es todo un lujo. De momento tienes varios meses para ir probandote Kimonos.

    Un saludo

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  16. Puntual, un mes después de aparecer ante tus ojos, comparezco de nuevo... En un rato volteará la tarde y veré la luna de crecida una noche más... Saldré a hacer la calle de la vida... cenaré exquisito (que como sabes en portugués significa raro y extraño)... Acabo de reservar en Shogun luego de leer tu texto... Ay, no sabía de tus tropismos orientales: casi no sé nada de ti... Dices que en septiembre viajas a Japón... yo todavía estaré en México y no podré acompañarte sino en sueños... Dices que vestirás el kimono confiando que el hábito hace a la geisha... No es la piel ni la sobre piel lo que hace una geisha, sirena... (ni a las sirenas sus escamas o cola de quita y pon)... Es el corazón de geisha el que le otorga tal dignidad, ese latir sin latir (contenido)... su servil ensimismamiento, su entrega indiferenciada... Ser geisha (aunque sea por un día) requiere tal sacrificio que no estoy seguro puedas cumplir absolutamente desprendida: no sentir, no amar, no recordar... Inténtalo, no fracases en el intento... Hoy cenaré belleza para ti...

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  17. LO primero es decirte que estoy verde de envidia al leer que te marchas a Japón.

    Y sólo una sugerencia... disfruta.

    Besoooo

    Edu

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  18. Me puedo tomar una atribución?. Las geishas se originaron como profesionales del entretenimiento, fundamentalmente sexual. Lo más extraño de todo es que la mayoría de ellas eran hombres, por lo que las conductas homosexuales en la cultura japonesa eran una situación bastante más común de lo normal. Al leer tu escrito leo una fantasia, que no se si tiene que ver con lo tradicional de las geishas, aunque podria ser. El arroz negro y la geisha, el placer de comer con el placer carnal representado por aquella imagen femenina de entregar placer carnal para saciar aquella hambre masculina de llevar todo al ambito de lo sexual. Creo entenderte, creo captar aquella imagen de geisha que pretendes ser, alejada de la servidumbre sino más bien de la independencia de querer sentirte geisha, y no serlo por una oligación. Creeme que te creo.
    Gracias por pasar por mi blog y sere parte de tu mundo desde ahora.
    Saludos

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  19. Sirena, de los eslabones perdidos del racionalismo siempre salen momentos surrealistas. Arroz negro y kimono?? Suena a poesía y buenos momentos. Yo no me lo preguntaría dos veces. La vida está llena de situaciones dadaístas y son las que mejor me mueven. Espero post de la experiencia. Me arrancaste una sonrisa cómplice con tu lectura. Un abrazo fuerte!

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  20. Lo de:"... los dogmas feministas cuyos excesos insultan mi inteligencia." me ha llegado al alma; como premio, me propongo desearle que en su noche inaugural de espléndida Maiko, deba perpetrar sus hilvanados haikús en japonés ancestral, ante un apolíneo agitador nipón de la corriente "slow"; y que sea además, el Ferrán Adriá de Oriente (cuya especialidad, deconstruyera arroces negros y fucsias).
    Le recuerdo que allí se va por la izquierda, aunque no me preocupa mucho, porque supongo que algún contacto habrá tenido ya con esta circunstancia.
    Como siempre, muy agradables de leer sus sensaciones y fantasías sobrevenidas.
    Vengo a despedirme de Ud, y darle las gracias por el viaje a través de sus historias y elecciones.
    Un último favor : recuérdeme cuando se ponga el quimono (es que no me animé a pedírselo cuando se lo quitara). Hasta siempre.

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  21. Peor fue lo mío, que me vestí (?) de luchador de sumo, jajaja. Fue en una fiesta y nos reímos tanto... Y había alguna geisha que otra que tuvo mucho éxito. No dejes de hacerlo. Y de contárnoslo.

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  22. Hoy he leido en un dominical un reportaje sobre las geishas y recordé este post. Me hizo gracia leer que "una gueisha puede decir que el presidente de una empresa es el hombre más atractivo del planeta y que está locamente enamorada de él. Pero todo es un juego. Al final de la velada le despedirá con un casto beso en la mejilla. Su inaccesibilidad la hace aun mas deseable"
    El artículo acababa diciendo
    "en el pasado tenían la reputación de maestras del sexo. Probablemente no conocen ninguna técnica extraordinaria, la principal diferencia es su actitud deshinibida y centrarse en el placer del hombre. Pueden que aparenten sumisión pero en realidad son independientes y libres. Como las sirenas enredan a los hombres con sus cantos. Hacen que las necesiten pero ellas no les necesitan"

    Besos
    Edurne

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  23. que? existe el arroz negro? o es metáfora?

    mabel
    http://ebelina.blogspot.com

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  24. No seas tan dura contigo, Sirena. Si te ha ganado la de arriba es por la paellera nada más, que la hace como de aureola.

    ¿Y qué me dices del arroz negro? (Porque yo no me atrevería eh, con lo osado que soy, como se sabe y eso.)

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  25. Ok, somos dos los atrevidos, también me animaría, pero sólo por lo raro del arroz negro, será que en argentina no se encuentra asi como así.

    Sirena, hermana de la letra, un abrazo feliz por tu lectura.

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