Ultimo día del año. Ha amanecido un día rarísimo. Me miro en el espejo y no me reconozco. Le echo la culpa al día, pero no es él, soy yo la extraña. Los recuerdos más lejanos y sobre todo los inmediatos bailan una extraña danza a mi alrededor. Como un flash, me viene a la memoria una frase del Rey del Metro; "Los arrepentimientos son fantasmas que se vuelven contra uno”. Al sonreír vuelvo a identificar mi imagen ante el espejo; los fantasmas no existen... y me digo: Sí, esa debo de ser yo o al menos es alguien que se parece mucho a mí.
Por coherencia con este blog la última frase del año escrita aquí es de el Rey del Metro, (aunque me habría gustado haberla dicho yo):
“Lo que más se recuerda es lo que olvidas”
Pienso que lo que ocurre es que, precisamente, recuerdas más lo que tratas de olvidar a toda costa.
ResponderEliminarYo creo que hay cosas, momentos, personas, etc. a las que por más que lo intentes (sea por bien o sea por mal) es imposible olvidar.
Tal vez el secreto estaría en intentar que no te haga daño recordar.
Un saludo.
Es de una película que no recuerdo, pero resume perfectamente lo que dices:
ResponderEliminar-Ella: "Próméteme que me olvidarás"
-Él: "Cada día"
Efectivamente Sirena, lo resume a la perfección.
ResponderEliminarOtro saludo.
Los recuerdos no se rescatan de la memoria sino que se construyen. El recuerdo no es un ente inerte que se halla en un baúl esperando a ser extraído por las garras de la memoria. Es la parte de un proceso creativo en donde nuestros pensamientos y afectos juegan un papel de capital importancia en el resultado del mismo. Los sentimientos moldean el recuerdo, los pensamientos lo cincelan. ¿Recordamos lo que ha sido o recordamos (consciente o inconscientemente) lo que queremos recordar?
ResponderEliminarEl recuerdo es en suma no una reproducción exacta del pasado, sino un mal boceto.
John Self