Cuando vi esta foto me quedé fascinada. Tal vez rápidamente me identifiqué con esa cabra solitaria que contempla desde un montículo el brumoso paisaje urbano de antenas y tejados que se avista desde las alturas. Y ella desde esa atalaya, en su bendita soledad, observadora, lenitiva, estoica, tranquila y contemplativa… parece decir: ¡no hay prisa!, ¡qué más da!, ¡no importa!..si mientras estoy alejada y en paz el mundo se para.
"La cabra tira al monte", "estás más loco/a que una cabra", "es un/a cabra loca", "hacer el cabra"… ¿qué tiene la gente con las cabras? si al final todos somos como las cabras… ¿o estamos?
Vuelvo a tomarme el café con este blog, y dejaré que los posos caigan al fondo. Porque siempre será mejor disfrutar del verdadero café, con posos incluidos, que tomar descafeinado de sobre.
ResponderEliminarYa quisiéramos los humanos estar como cabras. Lo que somos es unos pretenciosos que se creen el centro del universo, y acabaremos por destruirlo.
ResponderEliminar¡Bienvenida otra vez, Sirena!
Querida amiga:
ResponderEliminarMe alegra tu regreso y me gusta el escrito que has elegido al efecto: tanto como el contenido del mismo, tanto como tu comentario en el mismo.
Dicho esto y si hablamos de soledad, ratifico las palabras que acerca de ella comentaba en una entrevista en TV Carmen Calvo (ex ministra de cultura). Decía que ella necesitaba la soledad como el comer. Absolutamente imprescindible para regresar hacia el interior y sentirse a gusto consigo misma. Pienso y hago exactamente lo mismo.
"Bendita soledad la de las cabras", pues sí.
Y yo, también estoy como una cabra. Afortunadamente.
Un afectuoso saludo.
Me ha gustado mucho. Lo cierto es que sí, que somos como las cabras, por eso cuando se nos pone la mala leche nos convertimos en cabrones/as.
ResponderEliminarel Impávido
jajaja...¡Y que lo digas !
ResponderEliminarAhora que nadie nos oye.
ResponderEliminarEsa cabra soy yo.Pero no se los digais a nadie eh?.
Buscador.
No Buscador, perdona pero esa cabra soy yo... jajaja
ResponderEliminarEn la imagen, efectivamente, podemos observar la soledad de una cabra. La cabra, obviamente, es el animal que aparece en primer plano; la soledad es el precipicio que aparece majestuoso ante ella.
ResponderEliminarLa soledad nos permite distanciarnos del mundo que existe fuera de nosotros, dar perspectiva a lo que nos rodea, de la misma manera que la cabra desde ese peñasco puede abarcar toda la ciudad con una sola mirada. La soledad también puede otorgar tranquilidad, paz, como se puede apreciar en la cabra de la foto. Sin embargo, cuando uno encomienda su vida a la soledad, nunca puede librarse del riesgo de caer por el precipicio.
Gente de este foro está discutiendo acerca de la identidad de la cabra que aparece en la foto. A mí, empero, no me encontraréis en dicha fotografía. Mi cuerpo yace mutilado, aunque no inerte, en medio de unas rocas que se encuentran en el pie de ese acantilado.
John Self.
La cabra Juanita desde lo alto de su pedestal de piedra pensaba para sus adentros en lo poco que vale la vida y lo caro que sale vivir. Lo malo que es pasar hambre y lo bueno que es saciarla con lo primero que no siente mal y no da ardor de estómago.
ResponderEliminarA la cabra Juanita le robaron su paraíso con tanta vivienda humana. Recordaba sus años mozos retozando en lo que hoy es una oficina del paro o una discoteca, un parque con hierba de sabor a pesticida o una escuela. A la cabra Juanita le propusieron aquello del parque zoológico para la protección de la especie con machos superdotados en todos los sentidos, algo así como un retiro o jubilación anticipada. No sé, no sé (se dijo), aquello de estar cerca de los leones le daba un poco de repeluz, pero no tuvo más remedio que dejar aquella piedra salvaje y convertirse al "cristianismo zoológico"; comer bien a cambio de su libertad. Le hacía gracia aquel chiste del León y el burro que le contaba su abuelo "el macho más macho", cuando ella no comía como tenía que comer siendo chivilla. Decía así:
“Una vez cayeron en una fosa un burro y un león. El burro, prudente, no bajada la guardia por temor a ser devorado, pero el león le decía: "Amigo burro no te voy a comer porque a mí sólo me gustan las cabras y mejor aún los chivillos, que están más tiernos. Tú tranquilo, que tu carne no me gusta, es más, la detesto". Pasados unos días el león le dijo al burro:"Se te está poniendo una cara de chivoooo".
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(A mi sobrino)
Esa cabra está muy equilibrada, tiene algo menos de la mitad en negro y algo más de la misma, en blanco… el equilibrio perfecto, una parte oscura para que sepamos apreciar la parte blanca y en su posición de contemplación y relajación parece estar pensando…¡Nadie puede cambiar lo que soy y como soy así que…¡ A DISFRUTAR DE LA VIDA !
ResponderEliminarPara mí que esa cabra la he visto antes en algun sitio.
ResponderEliminar¿Te gusta la foto? Se la pedí prestada a un excelente fotógrafo. Su extraordinario talento sólo es comparable con su reconfortante humildad.
ResponderEliminarEsta cabra, es para mí todo un símbolo. La cabra representa el ser que llevamos cada uno dentro, es nuestra seña de identidad. Al fondo toda una ciudad, habitada de miles de seres humanos, pero ahi está ella sóla, sin dejar de ser lo que és, aunque sólo sea una humilde cabra, alejada de su rebaño. Inmutable como la roca que la sostiene, impertérrita al paso del tiempo. Quien dijo que el tiempo es una magnitud lineal. Que se lo pregunten a esta cabra. Gracias por esta foto.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que, en mayor o menor medida, todos estamos como cabras; particularmente, acepto mi cabritud como un don, y no como un castigo. Bueno, la dejo, que tengo cossas que hacer en el monte.
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