Decía Oscar Wilde que podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y, de repente, toda nuestra vida concentrarse en un instante. ¿No es acaso la vida unos pocos instantes rodeados de una viscosa e interminable rutina que, a su vez, se ve cíclicamente modificada por el impacto de estos?
En cierta manera, la felicidad es, en esencia, un poso. Lo importante no es el sabor, sino el regusto.
En cierta manera, la felicidad es, en esencia, un poso. Lo importante no es el sabor, sino el regusto.
¿Y no será la felicidad el revivir la esencia de ese poso con el nuevo néctar que llena el vaso? El néctar, reciente, domina con su frescura; el poso moldea el néctar con el sabor de los instantes fugaces ya saboreados.
ResponderEliminar(De Clandestino_)