He visto pocas veces esta serie de dibujos animados para adultos, pero las suficientes para darme cuenta de que es asombrosa. No me extraña que para mucha gente se haya convertido en una serie de culto.
Los dibujos tienen todos los ingredientes de lo *anti-Kistch (que diría Kundera). Es irreverente, muy irreverente, tremendamente irreverente y además es transgresora, iconoclasta, desvergonzada. Sus personajes hablan con absoluta desinhibición.
El dibujante, acorde con la personalidad de los seres que ha creado, los dibuja sin ningún tipo de concesión a la estética, como pequeñas caricaturas que, curiosamente, nos hacen olvidar que se trata de dibujos para creer finalmente que estamos ante seres humanos, y que es normal que los bebés hablen y que los perros también hablen y anden con dos patas y que todo, por descabellado que resulte, nos parezca real.
Pero la grandeza de esta serie, reside, sin duda alguna en unos diálogos, cáusticos hasta el paroxismo y la forma en que se arremete contra la sociedad americana, sus mitos, ídolos, políticos, actores y demás personajes mediáticos. Sabemos que nadie está a salvo y eso nos regocija (al menos a mí). Se trata de poner el dedo en la parte de la llaga que más duele, sirva lo siguiente como ejemplo:
Susan Sarandon: -"Hola. Soy Susan Sarandon"
-"Todos me conocéis por ser la madre de Tim Robins"
-"¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Pues no, soy su mujer!!!!!!!!!!"
Y aunque no sea este el mejor ejemplo del enorme calado irónico de sus diálogos, yo me digo que si esta gente hace autocrítica descarnada y es capaz de reírse de sí misma sin ningún tipo de complejos, tal vez Europa debería abandonar esos aires desdeñosos con que mira a América y agachar la cabeza ante tan saludable síntoma… Y más que nunca, ahora que el viejo continente parece haber sucumbido a la globalizadora seudo-ética de lo Kistch.
(* Kistch: equivalente a "todos juntos con el buen rollito")
Los dibujos tienen todos los ingredientes de lo *anti-Kistch (que diría Kundera). Es irreverente, muy irreverente, tremendamente irreverente y además es transgresora, iconoclasta, desvergonzada. Sus personajes hablan con absoluta desinhibición.
El dibujante, acorde con la personalidad de los seres que ha creado, los dibuja sin ningún tipo de concesión a la estética, como pequeñas caricaturas que, curiosamente, nos hacen olvidar que se trata de dibujos para creer finalmente que estamos ante seres humanos, y que es normal que los bebés hablen y que los perros también hablen y anden con dos patas y que todo, por descabellado que resulte, nos parezca real.
Pero la grandeza de esta serie, reside, sin duda alguna en unos diálogos, cáusticos hasta el paroxismo y la forma en que se arremete contra la sociedad americana, sus mitos, ídolos, políticos, actores y demás personajes mediáticos. Sabemos que nadie está a salvo y eso nos regocija (al menos a mí). Se trata de poner el dedo en la parte de la llaga que más duele, sirva lo siguiente como ejemplo:
Susan Sarandon: -"Hola. Soy Susan Sarandon"
-"Todos me conocéis por ser la madre de Tim Robins"
-"¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Pues no, soy su mujer!!!!!!!!!!"
Y aunque no sea este el mejor ejemplo del enorme calado irónico de sus diálogos, yo me digo que si esta gente hace autocrítica descarnada y es capaz de reírse de sí misma sin ningún tipo de complejos, tal vez Europa debería abandonar esos aires desdeñosos con que mira a América y agachar la cabeza ante tan saludable síntoma… Y más que nunca, ahora que el viejo continente parece haber sucumbido a la globalizadora seudo-ética de lo Kistch.
(* Kistch: equivalente a "todos juntos con el buen rollito")
Yo también creo que es una magnífica serie
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