El horror vacui, creo que está descrito como el “miedo” que siente el escritor frente al papel en blanco, al vacío de ideas, y al tiempo en que vivimos sabiendo que no hay casi nada de lo que merezca la pena dejar constancia escrita. Tal vez, por eso tuve la idea de escribir este Blog.
Supongo que todo ser humano tiene el derecho y el deber de expresarse, aunque absolutamente a nadie importe lo que pueda decir, cosa por otra parte muy lógica si admitimos que lo único que merece nuestra atención es aquello que brinda un interés o, a lo sumo, lo que estemos dispuestos a admitir.
¿Y qué estamos dispuestos a admitir? Creo que únicamente lo que escribe alguno de estos tipos de autores:
a)- Los genios
b)- Los que tienen talento literario
c)- Los que sin tenerlo cuentan historias interesantes y originales
d)-Los que deberían dedicarse a picar piedra, pero las editoriales se han empeñado en hacerlos reiteradamente legibles y millonarios
Y luego estamos todos los demás. Sin embargo, ello no es obstáculo para que por culpa del mercantilismo del mundo editorial y su poder sobre el derecho de decisión del público, hayan tantas personas de los tres primeros grupos que nunca publicarán lo que escriben y pasarán al anonimato más atroz.
¿Quién con poder puede decir todo esto sin temor a ser criticado?: Muy pocos, sólo los del grupo a, b y c… Los del grupo d, al menos deberían tener la decencia de reconocerse mediocres, mediocres pero afortunados…¿O no lo son aquellos que viven de escribir sin saber, sin talento, sin genio y sin ideas propias?... Que no pierdan la perspectiva es lo menos que cabría exigirles…
Lo que escribo lo hago con rabia pero también con envidia. Porque cuando uno sabe que no pertenece a los a, a los b y a los c, sólo le queda el consuelo de despreciar a los d. Sencilla y estoicamente.
Para eso están los blogs literarios, las bitácoras o como quieran llamarles…Yo escribo esta…por pura desfachatez, por chulería… ¿Que dónde radica esta chulería? En primer lugar en el título, que corresponde a un autor del grupo a ("El Rey del Metro") pero “descatalogado” y rechazado como también debía haberlo sido, por idénticos motivos, James Joyce. Y en segundo lugar, porque la persona que llegue hasta este Blog puede afirmar que lo hace por una casualidad extrema…Perdido en la inmensidad del espacio virtual a nadie conté que existe esta dirección y no hay nada en él que lo haga accesible, salvo el hecho de estar… El secreto y la trasgresión radican en el hecho de estar sin ser visto. Una trasgresión relativa pues no hace daño a nadie…
Supongo que todo ser humano tiene el derecho y el deber de expresarse, aunque absolutamente a nadie importe lo que pueda decir, cosa por otra parte muy lógica si admitimos que lo único que merece nuestra atención es aquello que brinda un interés o, a lo sumo, lo que estemos dispuestos a admitir.
¿Y qué estamos dispuestos a admitir? Creo que únicamente lo que escribe alguno de estos tipos de autores:
a)- Los genios
b)- Los que tienen talento literario
c)- Los que sin tenerlo cuentan historias interesantes y originales
d)-Los que deberían dedicarse a picar piedra, pero las editoriales se han empeñado en hacerlos reiteradamente legibles y millonarios
Y luego estamos todos los demás. Sin embargo, ello no es obstáculo para que por culpa del mercantilismo del mundo editorial y su poder sobre el derecho de decisión del público, hayan tantas personas de los tres primeros grupos que nunca publicarán lo que escriben y pasarán al anonimato más atroz.
¿Quién con poder puede decir todo esto sin temor a ser criticado?: Muy pocos, sólo los del grupo a, b y c… Los del grupo d, al menos deberían tener la decencia de reconocerse mediocres, mediocres pero afortunados…¿O no lo son aquellos que viven de escribir sin saber, sin talento, sin genio y sin ideas propias?... Que no pierdan la perspectiva es lo menos que cabría exigirles…
Lo que escribo lo hago con rabia pero también con envidia. Porque cuando uno sabe que no pertenece a los a, a los b y a los c, sólo le queda el consuelo de despreciar a los d. Sencilla y estoicamente.
Para eso están los blogs literarios, las bitácoras o como quieran llamarles…Yo escribo esta…por pura desfachatez, por chulería… ¿Que dónde radica esta chulería? En primer lugar en el título, que corresponde a un autor del grupo a ("El Rey del Metro") pero “descatalogado” y rechazado como también debía haberlo sido, por idénticos motivos, James Joyce. Y en segundo lugar, porque la persona que llegue hasta este Blog puede afirmar que lo hace por una casualidad extrema…Perdido en la inmensidad del espacio virtual a nadie conté que existe esta dirección y no hay nada en él que lo haga accesible, salvo el hecho de estar… El secreto y la trasgresión radican en el hecho de estar sin ser visto. Una trasgresión relativa pues no hace daño a nadie…
Perdido en la inmensidad del espacio virtual a nadie conté que existe esta dirección y no hay nada en él que lo haga accesible, salvo el hecho de estar… El secreto y la trasgresión radican en el hecho de estar sin ser visto. Una trasgresión relativa pues no hace daño a nadie…
ResponderEliminarTransgrede el que puede...este medio de comunicación es muy joven, somos los pioneros....Me haces sentir como Hernán Cortés cuando desembarcó huyendo de Cuba en VeraCruz...y descubro un nuevo valor, alguien que tiene fuerza y desparpajo para escribir y atreverse con la soledad...yo también hace año y pico, inicié esta deriva, sin libro de bitácora, sin brújula...y he llegado a tu playa...ya ves...soy economista, vasco, vivo en la Sierra de Carrascoy a 13 Kms. de Murcia en una finca que bauticé con el nombre de Zuhaitz-Ondoan (Entre árboles)...acabo de llegar de viaje de San Sebastián, donde escribí mi último post (el que has leído).....Casualidad, causalidad,la aleatoria y tremenda suerte que envuelve nuestra vida?....Lo único que me atrevo a confesarte, es que escribir me produce una enorme paz espiritual, y me hace sentirme bien conmigo mismo.
a)b)c)d)....que más da. Saber que hoy me lees y que mis palabras producirán como decía Freud, un efecto especial en tí, es mi mejor premio...la fama es traidora, nos hace soberbios, y creernos lo que no somos, después ademas deja caer a sus hijos de golpe de nuevo en el anonimato...la auténtica felicidad está en estas pequeñas cosas...por ejemplo saber que existes y que has llegado a mi rincón sin saber cómo...eso es suficiente....aunque sea con un chaquetón marrón y con unos hermosos pendientes de aro...un abrazo de azpeitia (se me olvidaba...eres fenomenal)