EL BUSCAVIDAS

A Jose Luis, presente en mi pensamiento, alguien en quien confiar y que me enriquece con los destellos de su propio mundo.
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Aunque por el título pueda parecerlo, no voy a hablar de la película de Robert Rossen. No puedo, sin embargo, obviar los paralelismos entre el Buscavidas que encarnó Paul Newman y el Buscavidas que a veces me visita. Ambos son arrebatadoramente guapos. Ambos identifican carácter con destino. Ambos hacen poesía de la derrota. Ambos te desarman con una mirada. Ambos solitarios sin remedio.

Recuerdo la primera vez que me visitó el Buscavidas. Recuerdo que cuando me vio no me saludó y cuando se fue no se despidió. Con el tiempo comprendí que, en su caso, no es un rasgo relacionado con la falta de educación o el desprecio. Es simplemente una forma de ser y de estar que siempre se caracterizó por no someterse a convencionalismos y demás grilletes sociales. ¿De qué sirven los holas y los adioses? Muchas cosas, no todas buenas, se podrán decir del Buscavidas pero entre ellas no se incluye la impostura, la artificiosidad, ni apariencias poco sinceras. El Buscavidas pasa por la vida sin máscara, desnudo, con la insolencia del que nunca tuvo nada que ocultar. Sus actos no son consecuencia de su soledad, su soledad es consecuencia de sí mismo. Decía Audrey Hepburn en Desayuno Con Diamantes: “nunca entregues tu corazón a un ser salvaje”. El Buscavidas es un ser salvaje, entregarle tu corazón es un mal negocio. Pero es un seductor. Sabe que tiene encanto y sabe cómo utilizarlo: sabe que la verdadera fuerza de una persona reside en la mirada y en la sonrisa; sabe que las mata callando y las remata susurrando; sabe que la chica no se va con el chico bueno; sabe que con su indiferencia pícara es tan sólo cuestión de tiempo que ella acabe cayendo. Lo malo es que cualquier relación con el Buscavidas se establece bajo la ley infrangible de la brevedad. Su corazón es pasional y sincero pero liviano y fugaz. Tiene muy presente que la gente va y viene, que los amores no son eternos, que al final lo único que queda es uno mismo. Jamás echará el ancla en ninguna persona porque él navega en océanos infinitos en donde la noche nunca acaba, porque él sólo morirá con la muerte y no con la traición de lazos que se quiebran. Sí, enamorarse del Buscavidas es muy mal negocio. Pero es inevitable.

Lo primero que me llamó la atención de él fue su voz: rota, cazallera pero increíblemente suave, una voz que lleva tatuada los restos de mil batallas, la mayoría perdidas. ¿Cuántas madrugadas habrá sobrevivido sin nadie a su lado, con la compañía de un solo recuerdo? Es la vida que ha elegido, la única que puede y ha podido llevar. Cada vez que lo veo me doy cuenta de que no puede ser de otra manera. En mi casa tengo un canario amarillo precioso (cuyo nombre omitiré por respeto hacia él) que, además, es un auténtico referente moral. Todas las mañanas lo saco a la terraza (las noches las pasa dentro de casa, tengo miedo de que el frío nocturno le haga daño) para que le dé el aire. Tenemos una curiosa relación: cada cierto tiempo le hago una visita, asomo la cabeza por la pequeña ventana que da a la terraza y empiezo a silbarle, él (simpático, maravilloso) siempre me contesta piándome. Desde hace un tiempo, cuando salgo a hacerle una de estas rutinarias visitas, me encuentro al Buscavidas en el tendedero, cerca de mi canario. Está allí porque mi canario tiene la engorrosa costumbre de desperdigar parte de su alpiste por el suelo de la terraza, situación que el Buscavidas no duda en aprovechar para alimentarse (hay que tener en cuenta que vive en el aire pero no de él). Yo entonces silbo. Ahora no solo contesta mi canario, ya que el Buscavidas se une a la conversación con un ruido muy parecido a un graznido. Yo sigo silbando hasta que el Buscavidas, sin previo aviso y sin despedirse, decide irse volando. Entonces mi canario y yo lo observamos, pero sin enfadarnos, porque ambos comprendemos que el Buscavidas sólo es prisionero del cielo.

28 comentarios:

  1. Encantador y hasta bucólico para los tiempos tan siniestros que corren.

    Felicidades por tu regreso.

    Saludos cordiales

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  2. Hola nena,

    En realidad me importa un bledo el alpiste de tu canario. Yo lo que quiero es verte a ti... en la esperanza de que algún día, en vez de silbarme, me invites a entrar.

    Y por cierto, ¡¡me encanta (y asusta) tu punto buscavidas!!

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  3. Querida Sirena, qué bueno que regresaste.

    Me ha encantado.
    "Sí, enamorarse del Buscavidas es muy mal negocio. Pero es inevitable."

    Sin palabras.

    Un gran abrazo

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  4. Por supuesto que sí. ¿De qué me está usted hablando? ¿Me está usted hablando de lo que el común de los mortales entiende, sin pensarlo demasiado, qué es la vida? Pues en ese caso le doy la razón. Me está hablando de lo que hablan quienes hablan de la vida sin tener la más remota idea de lo que es la vida y además sin importarles un bledo lo que sea, pues, en ese caso, también le doy la razón. Pero si usted me está hablando en serio de la vida, que no, que no me da la gana porque no me da la gana, que para nada voy a reconocerle que eso sea la vida. Que la vida es otra cosa. Que debe ser otra cosa. Que, - y perdóneme mi infantilismo-, la vida tiene que ser otra cosa muy distinta aunque sólo lo sea para que me quede un cierto margen para seguir respirando, y, ya lo sé, es terrible lo que le estoy diciendo. La vida es sólo lo que no debe ser la vida para los que entedemos que la vida no debe ser como es y aspiramos, o soñamos, o nos creemos con derecho a que sea otra cosa. En fin, que unos y otros, asumamos lo que asumamos, creemos que la vida debiera ser otra cosa y esperamos que sea así, aunque se alimente del alpiste que le sobre a su canario. No digo que sea ni mejor ni peor, que para ser peor siempre hay tiempo, simplemente que sea otra cosa.
    La vida, a fin de cuentas, es lo que cada uno de nosotros cree que es lo que es y además lo asume a pies juntillas a pesar de uno mismo y de las circunstancias que le rodean, que no de sus reales circunstancias, que eso es otra cosa.
    Ser conscientes. Por lo menos eso. No nos va a servir de nada, seguro, pero al menos conscientes de nuestras frustraciones para saber de qué pie cojeamos.
    ….
    En fin, que ¡poesía eres tú!
    Y lo más curioso es que además sé, y no es presuntuosidad, que me ha entendido.

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  5. Debió ser la sorpresa de su regreso, la hora bruja en que me encontraba, o un especial estado emocional de cuyo nombre no quiero acordarme; el caso es que no me reconozco del todo en lo escrito, y menos aún llego a saber con exactitud lo que quería decir, aunque sí sabia lo que me hubiera gustado decir, pero las palabras son así, a poco que te descuides se compinchan entre ellas, juntándose, sin que puedas evitarlo.
    En fin, lo que quiero sugerirle es que me borre de sus comentarios, y si no lo hace, que quede constancia que aunque no acerté en lo dicho, si, al menos, puedo acertar ahora rectificando una de las desafortunadas frases que utilicé para mal decirlo.
    La frase en cuestión debiera haber sido como sigue:
    “¿Me está hablando de lo que hablan quienes hablan de la vida sin tener la más remota idea de lo que es la vida y además sin importarles un bledo lo que sea? Pues, en ese caso, también le doy la razón.”

    Me felicito por su regreso.

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  6. No me creo a los buscavidas estos. Una vez vi a uno, era un gato y gatito, pero era normal y le cuidaban en tres casas o cuatro. Hasta vino a la mía para ver si me animaba a cuidarlo también, porque le di jamón york de mi bocata. Le dije que no, que una cosa no tenía que ver con la otra, y supongo que, otra casa, como mínimo, desde que lo conocí, habrá ocupado y, empiezan así y luego el mando a distancia, los baños, el horno, los libros, los discos... son...

    Estupendo texto de regreso, Sirena.
    Me encanta que, al final, se vaya volando, después de comerse el alpiste de ese canario que, por respeto a él, no le nombras.
    Abrazotes.

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  7. Hola guapa¡ como me alegro de tu regreso. Es muy bonito todo lo que nos cuentas de ese ser despreocupado y seductor. Los buscavidas son casi siempre encantadores, y ellos saben del poder de su forma de actuar. Si sabemos hacerle ver su lugar, es agradable su compañía, como es muy bonito saber que estás de nuevo por este espacio.

    Un beso de bienvenida.

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  8. Que lindo texto!... yo he conocido ya a algunos buscavidas encantadores a lo largo de mi vida... y si sabes que la vida es puro presente, pues esos instantes con seres así siempre son infinitos. Además está bueno eso de andar con espíritu libre pues así uno se sorprende más.
    Genial leerte de nuevo!

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  9. ¡PLÍÑ!, un 10 SIRENITA; ¡lo ha bordao!,y encima se lleva por delante el carrillo del helao
    Es Ud. una fiera; ¿no tragaría con un pactito?...aunque mucho me temo que no le hace ninguna falta

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  10. "la chica no se va con el chico bueno"

    Así es.


    Un placer leerte otra vez.

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  11. Ser prisionero es algo, cuanto menos, difícil de sobrellevar. Si...

    Sirena! amiga, te admiro.
    Mabel

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  12. Querida Mabel, sí que es difícil de sobrellevar. Sobre todo cuando se trata de lazos (cadenas) afectivas.
    Siempre tengo presente la frase de J. Conrard: El que establece un vínculo está perdido.

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  13. Perdona por no haberme pasado antes por aquí. Que bueno que regresaste. Han sido dos meses duros en que me privaste del material para imaginarte. No repitas esas traicioneras escapadas, por favor. Tus seguidores lo llevamos bastante mal, pero bueno, la feliz sorpresa de tu regreso compensa con creces el sinsabor sw tu "escapada" (¿sería haciendo de "buscavidas" por esos mundos de dios?). Fuese lo que furese tu regreso compensa el sinsabor de tu huida.

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  14. Los canarios no sólo siempre tienen la razón sino que, en su jaula y todo, el ansia de terrazas desgrana su horizonte tirando el alpiste al suelo. El alimento que brinda la vida suele tener ese destino. Pero la sonoridad del animalito que llevamos dentro, su plumaje, la simpatía que brinda cuando reparamos en ello convierte su cautiverio en delicia de terrazas, no vidas de cadenas y cerrojos.
    Tu texto tiene la virtud de no ser redondo, lo que le salva de preconcepciones. Es una pieza lograda que va a lo suyo, es decir a la paradoja, que no a la moraleja. Con elementos tan sutiles y finos descargas la tensión de vivir sin conocer su fundamento; de transgredir sin estridencias pero con firmeza la sustancia de la vida, como el canario. Siempre volátil. En el mejor de los casos, lábil. De ahí el misterio de la condición humana, la ceguera de no precisar dar palos al recuerdo porque estos ya han huido; se han apartado del tiempo y dejan solo lo que crees que piensas y no es más que la repetición de lo que no tiene solución porque siempre todo ha estado en otro lado que invalida la preceptiva. Ese es el mundo que nos ha tocado. Con él sólo cabe dar tu intención, aunque lo busques y sólo encuentres una especie de remedo.

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  15. Hola Sirena, una alegría reencontrarte, la verdad es que tus textos me motivan el pensamiento y me hacen cavilar a la hora de dejarte un comentario, no me gusta pasar sin decirte algo, pero he de reconocer que a veces me resulta difícil escribirlo y hacerlo con cierta brevedad.

    Esta vez me quedo principalmente con esa frase que has escrito:
    Es la vida que ha elegido, la única que puede y ha podido llevar.
    No creo que los llamados "Buscavidas" elijan su vida, ahora bien, sí es cierto que es la única que pueden llevar, por la sencilla razón de que así son.
    Cada uno de nosotros es de una forma de ser, a veces ocultamos, modificamos, variamos incluso nuestras formas, nuestras costumbres por una cuestión u objetivo determinado, pero tarde o temprano nuestro ser pide a gritos salir, expresarse, necesita de un espacio donde respirar... y de una u otra forma lo consigue. Si por alguna razón no puede, ese ser se apaga, se consume porque su exterioridad le asfixia.

    Como siempre un placer pasar por aquí.

    Besos.

    María

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  16. Hola Sirena, como muchos ya te han comentado, se te ha echado de menos. Hay prosas que se tornan necesarias para el día a día...

    De los Buscavidas siempre hay que quedarse con lo bueno, con ese destello de lo que fue o pudo haber sido,como semilla que germinará en un próximo escenario.
    Que vuelen, que vuelen.

    Un abrazo, J.

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  17. Sirena, qué bueno volverte a leer. A veces sabemos de quién no tenemos que enamorarnos, pero, como bien dices, es inevitable. Tu buscavidas es muy atractivo, pero es de los que hacen sufrir. Ojito, cuídate! Un beso

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  18. Dices que esto no va contigo. Entonces,¿qué haces mirando por la ventana de Hopper? ¿Qué hace Hopper prestándotela y el canario dejándote su piel? Un abrazo

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  19. Pero al final acaba por cansar, como todo...
    Aunque cuando echas la vista atrás, es de las cosas que nos hacen "creer" que hemos vivido rozando la inmortalidad.
    Y en esa incapacidad para darse, llevan implícita su penitencia. En el fondo otro mito, otro arcano, que algunos escogen interpretar... más o menos bien.
    Bienvenida de nuevo y disfrútalo hasta que te canses Sirena.

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  20. Vaya, y yo que al principio me había sentido identificado... jajaj. Me has dado grajo por liebre. Un precioso grajo, por cierto. Del que también me he enamorado...

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  21. Excelente relato, con un final perfecto para un cuento. Frases muy afortunadas como la de la mirada y la sonrisa.
    Bueno leerte de regreso.
    Saludos.

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  22. y qué bien describes a esos buscavidas! Qué bien! A veces he sentido verdadera rabia de que fueran esos pocos buscavidas los que más me atrajeran. Luego, he pensado que no soy distinta a la mayoría. Y que sólo hay que asumir las consecuencias. El día que acepté que no sería feliz con uno, avancé, crecí.
    Me encantó tu relato. Tan sabio
    Me alegro de tu vuelta!
    Besos!!

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  23. Te felicito por el texto. Lo he leído tantas veces que ya me parece mío.Deja que el buscavidas sea sólo prisionero del cielo

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  24. Claro que sí, doctor, claro que le dejo. Si en el fondo es lo que yo querría ser: prisionera del cielo, y sólo del cielo.

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  25. "Sus actos no son consecuencia de su soledad, su soledad es consecuencia de sí mismo"....

    Puuuuuffffff, genial, genial..

    gracias

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  26. Precioso cuento, yo también me siento gorrión.

    Un beso.

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  27. Precioso y sabio relato, cargado de matices, de experiencia y de simbología. Me sorprendió absolutamente el desenlace.

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