UN EGOISMO SUTIL



Dos hombres hablan. Más bien uno habla (Abraham) y el otro escucha (Víctor). Los dos tienen un cubata de Ron en la mano. La fluidez verbal de Abraham y el mutismo sereno de Victor no denotan ebriedad. Los ojos de ambos sí:

–... Es tal como te digo: existe la pureza en la amistad pero no la amistad pura. Algo parecido podríamos decir del amor y de todo aquello que lleva implícito la exigencia de generosidad recíproca. La generosidad, como tal, no existe... Sí, sí, no me mires así, ya sé que odias mis momentos de inspiración y mis palabras rimbombantes, pero escucha con atención: las relaciones interpersonales no son más que un tejido de egos, un maldito juego de fuerzas. Si la generosidad está supeditada a un baile de poder nada es sincero, todo está viciado. La solidaridad, la empatía y todos los demás puentes que nos unen con nuestros semejantes, están podridos por la cegadora visión de nosotros mismos. En la interacción humana nada puede ser inmaculadamente sincero, Victor. Mira, vamos a detenernos en el caso del amor. Bueno, mejor no nos detengamos en el amor sino en el sexo. ¿De verdad crees, Victor, en algo tan absurdo como la generosidad sexual? El sexo oral y otras manifestaciones eróticas encaminadas a proporcionar placer a tu pareja no son sino formas encubiertas de narcisismo. No buscamos el disfrute per se de nuestro compañero de cama. Simplemente ansiamos auto-afianzarnos, engordar nuestra autoestima demostrándonos a nosotros mismos que somos capaces de expender placer, de hacer gozar a nuestra pareja con nuestras habilidades innatas para el ejercicio de la libido. ¿Cómo podemos atrevernos a hablar de generosidad si nos referimos a uno de los terrenos más competitivos que conoce el hombre? Al fin y al cabo, el sexo, más allá de sus fines reproductivos, el sexo como salvoconducto amoral del placer, es una mera cuestión de medida, lo único que importa es quién se mueve mejor, etc. Pura competición. Un simple revolcón se convierte, por arte de magia, en una asquerosa y tácita calibración social de nuestra virilidad o feminidad, o lo que es peor, de nuestra valía personal. Nunca podemos ignorar el peor y más fiero demonio que ha creado la sociedad: la comparación. ¡Dios, como odio las comparaciones!... ¿Nunca te lo había dicho? Pero bueno, no nos desviemos del tema. Te estaba hablando de la egolatría inherente al sexo, a las relaciones sexuales, ¿no? Espera, espera, ¿crees que no estoy viendo esa sonrisilla que asoma a tus labios y que patéticamente intentas disimular? ¿Crees que a estas alturas me voy a ofender por una idiotez así? Sé que siempre me has tomado por un loco de lengua suelta, un pedagogo de verdades melifluas y alma cirrótica... ¿Y pienses que puedes ofenderme? No por favor, no niegues con la cabeza. A estas alturas ni tú ni nadie, Victor, puede poner en peligro mi orgullo. Mi egolatría ha levantado ante mí un muro impenetrable, imperturbable, incluso, ante los devastadores golpes de la complicidad y la compasión. ¿No comprendes que para mí ya no existe nada ni nadie esencial? Déjalo, no importa. Y si importa es porque estoy borracho, el alcohol tiene la rara habilidad de inocular trascendencia a lo trivial. Ahora respóndeme a otra cosa: cuando paseas por la calle y una chica guapa pasa por tu lado, en el momento precedente en que os encontráis de frente, ¿te fijas únicamente en su belleza, te recreas y deleitas sin ambages en su beldad? ¿O, por el contrario, observas si ella se fija en ti, intentas averiguar en su mirada si a una mujer tan bella le resultas atractivo y apetecible? Tú bien sabes la respuesta. Pues en eso precisamente consiste el sexo: un espejo hipócrita construido en la figura de otra persona. Me dan ganas de reír cada vez que oigo a esos románticos huecos, amantes del amor, que hacen afirmaciones como “en la cama lo que más me gusta es ver como disfruta mi pareja”. ¡Y un cuerno! Escúchame atentamente, Víctor, te voy a regalar una verdad irrefutable y que nunca vas a olvidar: el altruismo sexual es la forma más sutil de egoísmo.

PD: No entiendo muy bien la psique masculina pero a pesar de ello, me cuesta creer que Abraham tenga razón. Ojalá un día podamos saber qué diría Víctor, a ver si ofrece una perspectiva diferente y no tan pesimista de las relaciones humanas.

33 comentarios:

  1. Sí, las relaciones interpersonales, el sexo, son un tejido de egos, un baile de poder... Lo que no creo es que sea algo especialmente negativo que impida la interacción humana “inmaculadamente sincera”. De hecho, cualquier relación personal interesante es una puesta en juego de nuestro ego (una apuesta con mucho riesgo por cierto). La cuestión es que no hay un ego tipo universal (¡¡ni siquiera para los tíos, aunque a veces lo parezca!!). Hay egos bondadosos, cariñosos, sensibles, vulgares, hijos de puta, etc. Seguro que era una cuestión de ego por lo que Hitler mataba judíos. También que Mandela perdonara a sus carceleros. Me ha divertido el toque cínico del ego de Abraham, pero me ha cansado su necesidad de idolatría (que es lo que yo percibo en su discurso).

    Ahhhhh, me ha encantado la entrada Sirena. Lo de que no entiendes muy bien la psique masculina... ¡¡no te lo crees ni tú!!

    ResponderEliminar
  2. ABRAHAM tiene y no tiene razón...¡no no soy galego! Me refiero a que toca varios planos en su discurso, y la fortuna de sus apreciaciones, decrece exponencialmente a medida que se acerca al final
    Bien es verdad, que nos alerta del edificio incomparable en que ha erigido su yo inexpugnable a las tonterías y/o mariconadas
    Hay generosidad y egoísmo en el sexo, pero no olvidemos que el sexo no es nada, sino lo que hacemos con él*

    * De un cliente de Valerie Tasso

    ResponderEliminar
  3. Hola Sirena.Tú siempre especial, da igual de lo que escribas.Yo tampoco entiendo muy bien la mente masculina, pero teniendo en cuenta que somos distintos, es facil de comprender.Pero te aseguro que de todo hay en este mundo de solos.Un beso.

    ResponderEliminar
  4. Tienes pececitos nadando a tu alrededor a la espera de tus escritos.Un beso

    ResponderEliminar
  5. Es bueno y sobre todo retrata a ambos personajes. No estoy seguro de si es un logro hacerlo -el retrato- con la persona que sólo escucha.
    Abraham sólo habla desde el aspirante a cínico que es y, por eso, no puedo evitar no creerle ni mu. Si no te gusta, te mueres y ya está, podría decirle Víctor.
    Esto es tan sencillo como la historia de Eros y el otro.
    Thanatos se encuentra mal, por condición, y Eros, por condición, se le acerca y le dice: No sufras más, yo te suicido.
    La conclusión es que los dos no cambian sus papeles. Pero ¿Qué papeles?
    Entonces, pues ¿Qué poder?
    Por otro lado:
    ¿Psique masculina no es una contradicción?

    ResponderEliminar
  6. Saludos Sirena:
    He leído con mucho atención esta entrada y las cavilaciones alcohíloco-filosóficas de Abraham. Naruralmente saco por conclusión y experiencias que con un par de copas encima podemos decir verdadaras atrocidades o bien genialidades especulativas que pueden sorprendernos. Y aquí me quedo... en la sorpresa. Del tiempo que trato de conocerme y por ende a los objetos femeninos conocidos nunca he hilado tan fino como nuestro protagonista. Pienso que el justo equilibrio es la medida exacta de todas las cosas: por ejemplo, imagina que la tierra se gire un poquito y quedamos todos dados vuelta quién sabe ara donde. En los revolcones que todos, alguna vez nos hemos dado, hay un minuto en que la razón nos abandona totalmente y fuera de quedar desnudos, nos damos cuenta (si es que es asi) que estamos realmente a la deriva, en la selva más grande y hostil delmundo donde dos seres de distinta procedencia proceden a lo que sea (sea procrear o placer). Pregunto, dejando fuera el pto de vista femenino o masculino: ¿cuál es aglutinante que provoca todo esto?
    Muchas veces la materia vence el espíritu de la letra, en ocasiones la letra vence la materia, pero en algún rincón del camino ambas se extrañan... ¿quién no se ha convertido a veces en un animal salvaje? vale para mujer u hombre... QUien no, que arroje la primera toalla...
    Entendernos es muy dificil, aunque el hoombre es más evidente por su torpe naturaleza (siempre listo), la mujer es una caja de pandora que siempre sorprende maravillosamente o de la manera más malévola segun la ocasión. Vuelvo estas cavilaciones de Abraham son diariamente necesarias. El ego es una raya en nuestro traje y cobra su precio en el momento menos esperado.
    Abrazos
    Navero

    ResponderEliminar
  7. Yo también quisiera que Abraham no tuviera razón y me gustaría ver la réplica de Víctor.
    Pero me temo que algo de razón sí tiene.
    A fin de cuentas cuando uno ama, desea o goza lo hace partiendo de su cuerpo, del placer que ello le proporciona.
    Pero la belleza de la relación compartida -amor, amistad o sexo- se entiende más plena cuando uno es capaz de renunciar a su propio gusto con tal de proporcionárselo a quien ama.

    Besos.

    ResponderEliminar
  8. (P.D.) La próxima vez que me hagan una buena mamada, al terminar (pasados unos segundos, claro), la miraré indignado y le diré: "¡¡Pero serás egoísta, te lo has tragado todo!!".

    ResponderEliminar
  9. Hola!
    Estoy de acuerdo con lo expresado por Ybris.
    Siempre hay algo de egoísmo en el amor, aún inconscientemente. Pero lo esencial es reducir ese egoísmo a la mínima expresión para entregarnos en forma total a la otra persona.
    Un beso grande!

    ResponderEliminar
  10. Estoy de acuerdo y en desacuerdo con Abraham. Por un lado tiende a generalizar y e meter a todo el mundo en el mismo saco pero claro, nadie es perfecto. La generosidad del hombre y de la mujer existe así como el egoísmo. Si nos fijamos en nuestras conductas y aún más en nuestros pensamientos creo que nadie está a salvo de ser en un momento alguien completamente cuerdo o por el contrario un metepatas. Con unos cubatas de ron no decimos las mismas cosas que si tomáramos una fanta de limón. Lo mismo sucede en el más mínimo cambio de ánimo. En esos momentos Abraham creo que sólo habla de él mismo y quiere que la gente sea como él para sentirse bien, y Víctor lo escucha sin dar una opinión clara de lo que piensa. Yo por ejemplo hice un comentario sobre este texto esta noche pasada y me asaltó la duda de si estaría bien o no... pero no estaba bien. Quizás lo más sabio de nosotros es la duda, de ello estoy segurísimo. En que nos sucede en la vida y en el conocimiento de nosotros mismos estamos llenos de dudas (ahora hablo de mí). Tener dudas sobre algo quiere decir que ese algo esta predispuesto a ser cambiado, ya sea en nuestra forma de ser como lo incierto de las cosas que nos suceden. En nuestro mundo interior nunca cambiará lo que de verdad somos, aquello que es tan natural que se pierde en lo más profundo del alma y, puede ser que sea bueno o malo. Una persona con una seguridad férrea en algo jamás cambiará su opinión incluso estando borracho, sin embargo la duda nos acompaña a todos sitios y de ello aprendemos. Todo el mundo cambia como dice una canción de Keane y el más sabio es el que sabe escuchar. En cuanto al sexo una vez me dijo un amigo algo que me llamó la atención; decía que en el sexo todo es válido incluso en las cosas que no cabrían en nuestra cabeza, porque no las hacemos, pero siempre es válido si están de acuerdo el hombre y la mujer, el hombre y el hombre, la mujer y la mujer...

    Buscador.

    ResponderEliminar
  11. ¡Qué hable Victor! ¡Que hable Víctor!. Esperamos impacientes que le hagas hablar, Sirena.

    Precisamente, hablando de estos temas, ayer tuve la oportunidad de asistir a unas jornadas sobre "mujer discapacitada (que palabra más fea, por dios) y vida sexual. Es posible que Víctor y Abraham, tuviesen mucho que aportar en ese foro.
    Yo, por mi parte, mantuve una extraña, surealista discusión con un sexólogo chileno que no tengo espacio aquí para relatar.
    Es probable que algún día lo haga en mi blog.

    un beso, Sirena

    ResponderEliminar
  12. Quizás Abrahan olvido como yo anoche lo que significa "Hacer el Amor" en su sentido más preciso. Yo puedo decir que soy afortunado y pienso que hacer el amor no implica necesariamente el contacto físico...ni mucho menos. He hablado con cantidad de mujeres y en tres horas hemos conpartido sentimientos, ideas,risas,momentos de ternura...de complicidad sin intervenir el sexo. Cuando nos hemos despedido queda ese gusto a vida que nos ha empapado el sentimiento y hemos sentido ser más personas; nos hemos enriquecido mutuamente al escuchar la música de la pureza... la de las palabras. Sin embargo, cuando existe esa pureza también en el sexo no hay egoismo...solo entrega. La vida es un regalo para vivir y yo pongo mi alma en ello.

    Buscador.

    ResponderEliminar
  13. Selecciono una frase con la que comulgo totalmente: “Nunca podemos ignorar el peor y más fiero demonio que ha creado la sociedad: la comparación”.Sólo si no nos comparamos con los demás y tomamos como referencia lo que es verdadero y genuino dentro de nosotros mismos podremos valorarnos por lo que realmente somos. Vuelvo a felicitarte, Sirena, por la capacidad que tienes de provocar comentarios ciertamente enriquecedores.

    ResponderEliminar
  14. Quería felicitar también al Sr. Anónimo por los dos comentarios suyos.

    ResponderEliminar
  15. Lamento estar con la parte pesimista. Qué es eso de la pureza?

    ResponderEliminar
  16. Pues no sé Sirena, cada vez está más difícil decidir en estas... vamos a llamarle disquisiciones. Pero le dire, que estoy con Stimer y, para mí, el egoismo no es un mal punto de partida, en esta, y en otras cuestiones. Decía el hombre, que las personas deben obrar en su propio interés, y que, esa, es la única forma moral de comportamiento. Y que, ello, no tiene porque ir en detrimento de ejecutar acciones que beneficien a otros...una especie de cooperación mutua o compromiso voluntario, que se ajusta muy bien al tema del sexo. No vamos a ningún sitio si no hay satisfacción.
    Inevitable pues, la comparación, que tiene una validez crítica y de gnosis incuestionable. Aunque si hablamos de comportamiento humano, las cosas nunca deberían tratarse de manera absoluta, sólo puede haber aproximaciones. Porque es algo que realizamos habitualmente a través de la intuición, por más que intentemos tener un dominio previo de la observación, siempre será dentro de nuestros límites.
    Me extendería mucho más, querida, pero no seré yo la que entre, más que de puntillas, en el jardín del comportamiento masculino, que luego pasa lo que pasa.
    Estupendo post de "altura", en su línea. Un beso-

    ResponderEliminar
  17. "Pues en eso precisamente consiste el sexo: un espejo hipócrita construido en la figura de otra persona. "

    Toma! pues claro.... pero que rico verdad?
    jajajaja
    saludos!

    ResponderEliminar
  18. Abrahan sin duda es un egoísta y como todos los egoístas generaliza creyendo que todas las personas son igual que él. Abraham no quiere detenerse en el amor sino en el sexo y creo que ahí radica su problema. Separa amor de sexo y realmente sus observaciones pueden ser válidas si sólo hablamos de sexo puro y duro, de ese sexo egoísta hecho para egoístas sin otro fin que el de satisfacer un placer únicamente carnal. Pienso que aunque eso ocurre en ambos sexos, es en el hombre donde encontramos ese mayor grado de egoísmo, incluso el esfuerzo y la entrega para lograr el orgasmo de su pareja; no es más que la necesidad de afianzar su ego masculino e inseguro.
    Por otra parte el sexo femenino siempre lleva una carga afectiva inevitable siendo bastante difícil olvidar la parte emocional incluso en ese momento.
    ¿Por qué sino el hombre, no necesita apenas preámbulo para realizar el acto sexual y la mujer necesita de las ternuras, caricias previas, palabras hermosas, etc.? El hombre es mucho más primitivo que la mujer, nos llevan siglos de adelanto en ese terreno (Gracias a Dios).
    Hay sexo, hay amor y hay, amor con sexo y en este último el egoísmo no existe, naturalmente cuando es amor del bueno. Todo lo contrario que en el sexo sin más, en el sexo con amor únicamente se encuentra la satisfacción plena cuando consigues hacer feliz a la persona que amas.
    -Abrahan...¡Me das pena!

    ResponderEliminar
  19. Hay una frase que me ha llamado mucho la atención, cuando Abraham considera que cuando un hombre mira a una mujer "¿...intentas averiguar en su mirada si (...) le resultas atractivo y apetecible?".

    Creo que alguna vez he divagado o pensado acerca de todo lo demás que ha dicho (y en parecidos términos)... ¡¡menos esto!! Yo cuando veo un pibón, en este orden: 1) La disfruto. 2) Fantaseo (a veces una simple conversación, otras la cosa se pone más tórrida). Pero, creo que nunca he intentado adivinar qué piensa la tipa de mí (¿a quién le importa?).

    Abraham necesita ser adorado... tanto como adorable es Sirena (no lo digo más: fantástica entrada. Llevo pensando en ella desde que la lei).

    ResponderEliminar
  20. Sirena, llego a ti desde el blog de antonio piera.
    Ayer me tomé un descanso "bloggero" hasta enero, porque estoy agotada mentalmente, pero no puedo dejar de felicitarte por tu blog. Escribes de maravilla y voy a pasar a menudo por aquí, si no te importa.

    Me gustaría comentar a fondo tu entrada de hoy, pero ya tendré oportunidad con otras.

    Creo que Abraham dice dice muchas verdades que no nos gusta oir, porque nos educan en la solidaridad quizá como reacción al egoismo. La generosidad alimenta el narcisimo y la autoestima. Sentirse bueno gratifica.
    Un abrazo y felicidades.

    ResponderEliminar
  21. Sirena,... creo que se dan todos los casos, y que, muchas veces, admiramos a una mujer/hombre bella/o porque es hermosa/o, y no nos fijamos en si nos mira o no, porque estamos fascinados con su belleza...

    besos

    ResponderEliminar
  22. Este esquema no funciona tan crudamente en todas las relaciones personales.
    Pero ya que te has centrado en la relación sexual, desde el psicoanálisis, pasando por las corrientes filosóficas más representativas de los últimos años, Abraham tiene razón, nos guste o no.
    De todoas formas, habrá que esperar la perspectiva de Víctor, si un día se decide a hablar

    ResponderEliminar
  23. ¡Y los limones están carísimos sí señor!

    ¿Puedo meter una cuñita de un próximo combate en el barro de dos tías en minibiquinis?

    ResponderEliminar
  24. Yo soy más bien pesimista. Pero también tengo unso tornillos que me sujetan los pensamientos. Saludos!

    ResponderEliminar
  25. Creo que Abraham no se centra en la psique masculina, como usted deduce, sino en lo que él considera la base de todo intercambio sexual, el egoísmo. Me parece que en este relato habla por igual de hombres y mujeres, para manifestar que el altruismo sexual es una forma de expresión del egoísmo.

    Dicho así, parece que sea malo, intrínsecamente perverso pero..., ¿qué tiene de malo estrictamente el egoísmo? ¿Por qué se le ha condenado tanto históricamente en nuestra sociedad? Tal vez si lo dijera Abraham de otra manera, obviando su cinismo, no sonaría tan agresivo. Probemos otra fórmula: el amor hacia el otro es una mera prolongación del que uno mismo se tiene y debe tenerse. O de otra manera: sólo desde el amor propio, desde el respeto, conocimiento y valoración del yo es literalmente posible el amor hacia los demás. A mí me parece que esto ya suena diferente.

    Opino que extraer placer de la solidaridad con los demás es incluso saludable, y hasta diría más, que ser solidario sin placer propio me parece profundamente sospechoso (por judeocristiano, añadiré)y ahí aparecen algunas razones de la condena histórica que antes mencionaba.

    No sigo, que me estoy enrollando.

    No querría olvidar decirle que, literariamente, su relato es exquisito, admirada Sirena, en pulso, fondo y forma.

    ResponderEliminar
  26. vaya de comentarios eh?...en mi opinión no es posible atribuir a un sexo determinado o a un rol de genero especifico este tipo de actuaciones..., más bien es muy posoble atribuirlo a tipos de personas y al modo en que entienden la relación y reciprocidad...nada más..

    en todo caso, muy interesante. siempre será potente sabernos más para ser más...

    abrazo.

    ResponderEliminar
  27. Yo entiendo que hay psiques humanas, no masculinas ni femeninas. Y las relaciones humanas... ¡hay que ser optimistas siempre! (Aún en el peor caso se saca enseñanza positiva)

    ResponderEliminar
  28. Le agradecería enormemente que me mandase el enlace de su post de Léolo. Sinceramente me interesa mucho. Como todo lo que escibe. Muy agradecido de antemano.

    ResponderEliminar
  29. El egoísmo sútil es mucho más frecuente de lo que a menudo se cree. Luis M. Pousa

    ResponderEliminar
  30. Luis Manteiga Pousa20 diciembre, 2020

    Eu si son galego e Abraham ten e non ten razón. Pero en cualquier caso sus reflexiones son interesantes y no sólo para el sexo, también para el amor.

    ResponderEliminar