UN HOMBRE MIRA



Quieren hacernos creer que arte y complejidad son términos concatenados, que la sencillez es cosa de mediocres, que la pureza artística sólo se encuentra en lo ininteligible, que arte es todo aquello que no puedes comprender. Y es mentira. No, no voy a creerlos, ya no. No cuando la mirada de un hombre me ha mostrado lo sublime.

Un hombre está sentado en una terraza, trasiega cerveza con la única compañía de su (precioso) perro, viendo como se suceden los días y las noches como un círculo siniestro e inevitable, espectador de un mundo que no para de girar y ya no comprende demasiado bien. Es el crepúsculo de un hombre solitario, de un hombre que ha amado pero que ya sólo le queda el regalo y el castigo del recuerdo. Porque eso son las personas que hemos querido para nosotros: amor, recuerdo y, finalmente, nada cuando nosotros somos nada. Amor, recuerdo y nada. Proceso tétrico ¡Qué triste que la estela del recuerdo no se pinte con tinta indeleble! ¡Qué triste que ni siquiera la memoria nos sobreviva! La muerte siempre nos gana y el tiempo siempre gana a todos. No existe la inmortalidad. Cuando todo termine sólo quedarán la inmortalidad y el tiempo. Y la inmortalidad no tiene nada que hacer.

Sí, ese hombre ha amado. Y ahora está solo. Cuando éramos niños y nos dañábamos íbamos corriendo en busca de nuestra madre, nuestro padre, o cualquier adulto que nos pudiese ayudar o consolar. Esa es la naturaleza del dolor: un mecanismo de dentro hacia fuera. Cuando sentimos dolor (estímulo interno) nuestro primer impulso es buscar a alguien (respuesta externa). El dolor físico en soledad es un gigante, porque ya no se trata únicamente de dolor: también es indefensión, desamparo. Sin embargo, los solitarios, los verdaderos solitarios, no siguen esta secuencia sino la contraria: ante el dolor sólo encuentran alivio en el aislamiento, en el silencio, en definitiva: en sí mismos. Dan al estímulo interno una respuesta interna. Para los solitarios el hombre es un lobo y nunca permitirán que un lobo lama sus heridas. Ese hombre que bebe cerveza, mira y recuerda, ese hombre que un vez amó, siempre ha sido un solitario. Siente dolor (físico y emocional), siente tristeza, pero siempre se mantiene a una distancia prudencial de los lobos. ¿Cómo va a ser un solitario si siempre tuvo a alguien a su lado? A menudo los solitarios se encuentran rodeados de gente. Si quieres encontrar a un verdadero solitario no te fijes en sí hay gente a su alrededor: observa como reacciona ante el dolor.

Ese hombre que está en la terraza se llama Walt Kowalski y es el personaje de una película. Lo interpreta Clint Eastwood y la película se llama Gran Torino. No voy a hablar de dirección, interpretaciones, guión y demás aspectos técnicos, eso se lo dejo a los críticos. Es difícil ejercer de taxidermista, someter a la gelidez analítica, aquello que amas. De Gran Torino puedo decir que me conmovió, que me hizo reir, que sentí tensión, que me hizo llorar. Sólo sé que durante dos horas fui feliz. Están los que dicen que es una americanada, que tiene fallos, que eso no es arte, que arte sólo es Kiarostami y Angelopoulos. Puede que tengan razón y que la equivocada sea yo. No por ello, sin embargo, voy a dejar de identificar el arte con aquello que me hace feliz.

El arte también es sugerencia, aborrece la línea recta, repudia lo explícito. Walt quiso mucho a su mujer, la adoraba. ¿Cómo lo sabemos? ¿Acaso lo sabemos porque salen imágenes en las que llora a moco tendido la pérdida de su mujer? No: lo sabemos a través de sus miradas. Clint Eastwood mira y su tristeza y sus miedos pasan a ser nuestros. Su mirada es un puente que nos conduce a su alma, que en realidad es la nuestra. No hay trampa ni cartón. Sólo las personas de mirada transparente son de fiar. Y Walt lo es. Aunque en realidad sólo es un personaje de ficción.

Sé que he de olvidar muchas cosas en mi vida. Pero la imagen de ese anciano sentado en una terraza, bebiendo cerveza, acariciando a su perro, mirando, recordando, creo que me acompañará durante mucho tiempo. Tal vez toda la vida.

28 comentarios:

  1. Prefiero utilizar la imagen del lobo para el solitario y pensar que no deja acercarse a los hombres. A fin de cuentas, el tipo se lleva bien con su (precioso) perro.

    Joer, matas a dos ovejas para comer y te ponen una fama...

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  2. La soledad viene de contemplar el arte. Cuando despegas los ojos de él te queda el terraplén por donde desbarranca el alma. Cuantas veces te arracimas a una imagen del Edén, cuantas posibilidades tienes de no seguir viviendo, dado el trasluz que lo destiñe todo y encorora. El amor-odio de lo que es y pudo ser fuera del marco en que se te van los ojos es la confirmación, la conformidad que se presta al desaliento. Éste te lleva de la mano en lo sucesivo de la estela que el arte abandona la vida para reesguardarse. Sólo el arte, cuando el fracaso pasa de mayúsculo a enseñorearlo todo ayuda a creer que existe. Si existe y es, allá va la esperanza de los ojos de servir para algo; todo para tener función propia. Fuera del arte, la soledad campa. Un valladar de insensaciones forman estacas en el camino y lontananza es un mar de miradas de no se sabe qué puestas para no ser, dejar de andar a ninguna parte. Una y otra vez se cae en él. Es el agujero en que navega el sueño y deja de tener suelo porque no hace falta hacer pie. El arte se abre camino solo, y únicamente percibe la posibilidad de que haya algo fuera de ti; callado en el rincón donde no hay nada. Ni existir. Ni estar en lo cierto. La sola venta hacia el desconocido que buscas.

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  3. Buenas:
    "amor, recuerdo y finalmente nada..." Me alegra saber que no existe la tinta indeleble, cómo si no habríamos de apaciguarnos?,si el mero proceso de disolución a algunos nos parece eterno...

    Hay recuerdos y dolor que no se pueden compartir. Ese silencio que se observa desde fuera no es más que un continuo hablar con uno mismo...

    He leído variass veces la entrada (me encanta). Me resulta curioso tu punto de vista...

    Besos

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  4. Tienes toda la razón del mundo.
    El arte sencillamente inteligible es más arte por cuanto es capaz de llegar antes adentro.
    Ya antes de que señalaras tu emoción ante esa película había decidido verla tras el entusiasmo de mi hijo al recomendármela.

    Besos.

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  5. Comprendo al solitario que no busca hombro alguno. ¿Para qué agobiar a los demáss con nuestro propio agobio? Es un signo de debilidad para los que hemos recibido una formación espartana...

    La figura del héroe solitario en fase crepuscular que se ha convertido en la esencia estética e ideológica del discurso creativo de Eastwood.

    En este conflicto entre nuevos y viejos valores radica la grandeza del film, y la figura más magnética, más compleja, más polisémica es la del propio Eastwood. Una imagen que resume la épica de otros tiempos y que personifica la lucha por la propia integridad. Una imagen, sin embargo, que todavía no sabe cómo encajar en estos tiempos sin integridad ni épica ni valores...

    El final me gusta y me disgusta, al mismo tiempo, es como si Eastwood se asustase de su propia imagen, de su propio mito, y decide cerrar la trama con un forzado discursismo aleccionador que se contradice con el espíritu general de la película.

    Te felicito por la entrada, Sirena
    Un abrazo

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  6. hola, llego a tu blog desde el de Coco... me llamó la atención tu nombre... yo fui Sirena Varada durante un tiempo también... http://blogs.ya.com/masdelasirenavaradaa... Me gusta tu blog.

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  7. Sirena, tengo pendiente ver Gran Torino, estaba haciendo planes para verla uno de estos días. Me apetecía mucho y, después de leer tu entrada, aún más.

    Conmovedora entrada y conmovedora imagen, la del anciano con el perro, la del anciano de mirada limpia...

    Un abrazo

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  8. Creo que estamos profundamente solos; sólos en lo íntimo. Yo siempre he estado rodeada de los míos, he sido y soy muy amada, pero mis duelos, mis penas, mis alegrías, son intransferibles y no los puedo compartir. Estamos solos. Nacemos solos y morimos solos, aunque nos acompañen. Lo he aprendido recientemente. Es tan duro que nos pasamos la vida negando el sentimiento de soledad.
    Qué bonito tu texto, como siempre. Un beso,

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  9. Impresionante tu entrada, Sirena. Ante esta maravillosa reflexión, la que yo le dediqué a la misma película, palidece sin remedio. Yo ya sabía que te iba a gustar mucho, la película, digo.

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  10. Ah! que se me olvidaba. Precioso, y atinadísimo el título, porque si en el cine actual hay una mirada inteligente (y que nos hace siempre pensar) esa es la de Clint Eastwood. Que nos dure. ¿Comprendes ahora, después de haberla visto, por qué creo yo que puee ser una despedida?

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  11. Ahí le has dado!
    Total.
    Sobre la peli, a mí me ha molado. Se nota que la ha hecho en tres o cuatro meses y cómo trata de arreglar los escapes. Pero es lo de menos del post. Yo me quedo con lo del principio.
    Eso somos y hacemos, no más vueltas. Derrida lo dijo ante la tumba en el propio entierro -Pre-textos "Cada vez única. El fin del mundo"- de Althusser por poner un ejemplo a mano.
    Muy bien.

    Beso, Varada.

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  12. Querida Sirena, siempre acostumbran a gustarme tus entradas, pero hay algunas, como esta, a las que revistes de una belleza extraña y singular, que me deleitan de forma especial. Y sobre un tema que nos atañe a todos por igual. ¿Quién no se ha sentido solo alguna vez?

    Eastwood, tiene la habilidad de acercarse a los avatares, a los arquetipos, de forma certera y lúcida. Un hombre y su perro, así juntos, son ambas cosas. El viejo cascarrabias que desprecia el sentimentalismo fácil, y rezuma feminismo del bueno, construyendo personajes.

    A la película no le sobran ni los títulos de crédito, ¡cierto!.
    Yo también creo que esta vez es tan solo un pretexto del viejo zorro, para hablar de la soledad en la que todos habitamos en mayor o menor medida, por más "rodeados" que estemos, y de lo mucho que, en el fondo nos parecemos allende culturas...

    Y sí, el tiempo nos puede a todos y nos conduce hacia un olvido irremediable, pero en el inconsciente colectivo siempre vivirán esos arquetipos, como una llamada, una guía... o una luz en la oscuridad vital de muchos ¿verdad? Y paro, que ya me extiendo en demasía amiga. Un abrazo.

    Gran entrada Sirenita.

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  13. Bendita soledad cuando te busco
    y no cuando tú me encuentras.
    Cuando limpias mi vida
    de laberintos espirales.
    Sólo me siento acompañado contigo.
    Sólo siento plenitud con tu nada.
    Sólos tú y yo alimentados por el arte; sólo el arte y el amor del bueno no espantan la soledad.

    Buen texto Sirena

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  14. Anónimo, bendita sea la soledad que se busca y se encuentra.
    Te comento, hay un momento en la película, profundamente eastwoodiano, que se me quedó grabado: el niño oriental coge la medalla al valor que tiene el personaje de Clint guardada en un baúl y le pregunta por qué se la dieron. ¿Que por qué me la dieron? -responde Walt Kowalski- Porque conocíamos donde estaba el peligro y aun así fuimos.

    Sin palabras

    Un abrazo

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  15. Una vez dijo Cristal, que después de tus palabras, ya no se puede añadir más. Hoy he tenido esa sensación. Comparto contigo casi cada línea. Y sin el casi. Para mí el arte también está en lo sencillo, en lo que transmite. También creo que describes perfectamente al solitario. Y esa imagen, esa imagen espero no olvidarla cuando la vea.

    Un beso grande. Enhorabuena por esta entrada, es extraordinaria.

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  16. Bueeenaass...¡ No, no se preocupe, que no vengo a oficiar de ANTICLINISGUD!
    Me ha gustado mucho su entrada, y estoy en pleno acuerdo con Ud.
    Lo de las heridas y los lametones es una cuestión delicada, por eso es que un verdadero lobo se encarga solo de sus pupas; si otro pretende sanarlas, seguramente se pasará dos pueblos y creará nuevas

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  17. Hola, Sirena,
    Yo no creo que sea lo mismo la soledad que el aislamiento voluntario. La soledad es un monstruo que invade el alma, si quieres, de afuera adentro; es la angustia producida por la desconexión de los sentimientos; confusión y miedo (y más cosas).
    El aislamiento, paradojicamente, es una soledad voluntaria que sosiega, porque en el fondo debemos detenernos siempre, más o menos tiempo, en algún lugar de nuestra mente para encontrar la victoria (o la supervivencia). Pero no hay angustia, sino búsqueda de paz.

    De Gran Torino te dejo un comentario que escribí en otro blog:

    No entiendo de cine. Es decir, para mí el cine es como el vino, si me gusta es bueno y punto; las uvas y sus variedades, pura anécdota. Pero eso sí, soy un incondicional de Eastwood, como lo soy de un buen Rioja.

    Precisamente, hoy he visto Gran Torino. Me ha gustado mucho. No voy a entrar en tecnicismos -no sé nada de eso-, pero lo que sí puedo decir es que la película me llevaba hacia donde esperaba que lo hiciera. Como un buen cuento, cuyo final conoces de pepitoria, pero que aún así no deja de sorprenderte.
    Es el cura, virgen, recién salido del seminario, embaucador de viejas supersticiosas y que no sabe nada de la muerte, quien cita en su epílogo sacramental algo que no todos hemos aprendido: "decía lo que pensaba"

    Es verdad, decía lo que pensaba, y sus ojos azules, añosos y cansados, lo hacen también; mirar como uno piensa tampoco es habitual.

    Nos lo cuenta muy bien. Los rollitos de primavera, las bandas callejeras de inmigrantes y un pasado que le atormenta, no son más que excusas para hacernos entrar en los vericuetos del alma de un hombre que quiere morir como envejeció: con dignidad.

    Me ha encantado.

    Un abrazo
    Chuff!!

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  18. Hola. Vi este post hace tiempo y hace tiempo que disfrute con GRAN TORINO, que también me sedujo. Pase un buen rato. Esta producción y se notan los dólares. Cuenta con un excelente equipo técnico, así la luz, la calidad de la imagen, los encuadres, el sonido... rodean un paisaje escaso, familiar, sin grandes alardes, porque lo que cuenta es el interior de los personajes. Así , este Clint de 2009, nos habla del desencuentro con la realidad, entre un jubilado y las nuevas generaciones que andan a medias entre la ausencia de ideales y la supervivencia. Un papel de duro-humano que olvida cómo hemos llegado hasta aquí. La peli, no deja de ser un canto a la esperanza de poder ser, como tal vez, alguna vez fuéramos, aunque no deja de ser una película muy sentimental. De mayor me gustaría tener la serenidad de Clint, la irreverencia de Nicholson, y los dolares de ambos. Me montaría más de un espectaculo esperpéntico sexual y colectivo. Cosas de la edad.

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  19. Leo : “Espectador de un mundo que no para de girar” “Desencuentro con la realidad” “ Tristeza” ”Soledad” Seguramente diría sí a todo. Seguramente el ser humano es un sobreviviente hasta que decide haber llegado a la parada en la que bajarse. Y si eso ocurre, que seguramente ocurre, entonces ¿qué? No hablo, por supuesto, de lo que nos sugiere a nosotros, meros espectadores, que incluso es muy posible que no nos sugiera casi nada, y en caso de sugerirnos algo, que ya sería demasiado, lo descartaríamos como sensación superflua e inútil. Me estoy refiriendo a él, a la persona, que no al personaje. A quien trasiega cerveza con la única compañía de su perro, y no encuentra más razón que la de seguir trasegando cerveza y dejar pasar los días fuera del tiempo o de su tiempo, que a lo peor no es lo mismo. Porque ¿ cuál es el tiempo de los mortales conscientes de su temporalidad? ¿ Su tiempo es siempre ayer? ¿ Su tiempo depende exclusivamente de su vigor físico? ¿ Se acaba todo cuando una tuerce el gesto, tose al levantarse, o tiene que preguntarse por necesidad y como tabla de posible, no probable, salvación, qué puede hacer hoy para que hoy no sea igual que ayer y que mañana, sin encontrar ninguna respuesta medianamente válida?
    Si es así, me niego por supuesto. Disfruté con la película, pero no es mi película y ni siquiera es mi personaje. Incluso no creo que vaya más allá de pretender hablarnos de héroes, esos que nunca seremos nosotros, porque nosotros tendremos que pencar con lo que fuimos, no chistar ante nuestros ascendentes religiosos y familiares, y asumir que vivir mañana va a ser incluso más difícil que vivir hoy, que ya es decir. Posiblemente los recuerdos sean otra cosa. Cada cual será “reo” de los propios.
    Me encantó, como siempre, su escrito. Es un placer y una suerte poder contar con ellos.

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  20. A que mola! Y el gran torino también.

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  21. El mundo es un gran escenario y el tiempo su mejor actor. Cuando camina despacio en la escena se ve todo con demasiada claridad. Eastwood lo sabe: tiene mucho de reacción.

    La chica china cruza más rápido. Dolida pero segura. Se salva.

    te beso!

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  22. Todavía no he tenido el placer de rendirme a esa película, pero si ya tenía en previsión verla, ahora que he leído todo este torrente de bellos detalles... me lo plantearé cuanto antes.
    Gracias por el resumen y la motivación.
    Un saludo.

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  23. Voy a decirte algo hermosa Sirena, sabes nadar de maravilla entre los mares de la palabra, y yo me sumerjo en ellos cada vez que te leo. Tus artículos siempre requieren de mí, espacio y momento, parece que por fin se dieron ambas cosas.

    Hoy me he llevado una sorpresa, no sé si apodarla buena o mala, y al final no me decido por ninguna de las dos, simplemente han hecho cambiar mi mirada.

    Haces una espléndida explicación de ese señor, de su soledad, de su entorno, de su mirada, tan detalladamente lo haces que iba dibujándose en mi mente la situación, la imagen, los matices, el trasfondo que describías, me sentía inmersa en un medio con rasgos conocidos, como sentidos o vividos, imaginé que era algún vecino o alguien de tu entorno… cuando algo más allá de la mitad del texto me encuentro que el tal señor es Clint Eastwood en la película El Gran Torino. ¡Sorpresa!

    La he visto y fui precisamente por esa aureola que envuelven sus últimas películas, te diré que salí algo decepcionada. No me gustó, quizás por qué me llegó como algo muy “americano”; las casas, el ser un antiguo combatiente, ese tono de racismo, ese cura tan insistente, esa mujer tan piadosa, esos hijos tan extraños y alejados, ese carácter tan extremo… en fin, que me pareció muy Made in USA.

    Ahora leo tu descripción y me apena haber visto esos aspectos y no haber descubierto esa otra representación que tú nos has hecho. Quizás (y no sirve de excusa) fui con ciertas expectativas que no se cumplieron debido a los comentarios que había oído.

    Ahora, sinceramente, casi que me pones en la disyuntiva de repetir la película, aunque la verdad sea dicha no creo que supiera deducir esas sutilezas que tú tan bien me has hecho llegar.

    Un beso y un lujo el zambullirme en tus palabras.

    María

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  24. Por partes, el Dogma, por "sencillo", es ARTE.

    Sirena, creo que los snob son incomprendidos, fijate como Kowalski amaba el recuerdo, de lo contrario se hubiera mudado a un barrio acomodado y hubiera vendido su GTorino.

    Ya viste Bullit??

    A sus pies.

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  25. Hola Sirena estimada:

    Vi la película del Gran Torino. Hay cosas que me han decepcionado de Clint Easwood, teniendo en cuenta su calidad a la hora de hacer las películas. Tu lo has dicho: son cosas que le dejas a los crítica.

    SIn embargo, concuerdo contigo en muchas cosas, la película no solo es conmovedora sino fantástica en lo que se refiere a la construcción del personaje. Pocas veces he visto en el cine un complejidad y riqueza, una profundidad y reveledora verdad, representada por el polaco, sentida por el espectador.

    Saludotes

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  26. Hola Sirena, venía por si se me había pasado por alto alguna lectura, parece ser que no... así pues, desearte un feliz fin de semana y que sigas haciéndonos gozar (sin ninguna prisa) de tus palabras.

    Un abrazo

    María

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  27. Tengo cosas nuevas en DENAVEGANTES... se te echa de menos.

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  28. "[...] el regalo y el castigo del recuerdo"... Impresionante.

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